domingo, 1 de octubre de 2017

JAMES BOND: OPERACIÓN RIESGO.


JAMES BOND: OPERACIÓN RIESGO.

Las novelas de Ian Fleming acerca de James Bond, el agente del MI6 británico, no solo fueron llevadas al cine, sino que también tuvieron su adaptación a los comics.

Ha habido ediciones inglesas, de USA, suecas, alemanas, chilenas, e incluso tiras de prensa, manga y algunas ediciones paródicas. Entre 1968 y 1970, la editorial chilena Zigzag, publicó por convenio con Albon Internacional Inc. y Glidrose Publications Inc. (Londres), un total de 59 comics adaptados de las novelas y películas o totalmente originales. El guión y adaptación estaba a cargo de German Gabler A., y el arte por Hernán Jijón. En las contraportadas y portada interior de los comics, había una sección dedicada a detallar el tipo de armas y vehículos que usaba un agente secreto. En este caso, “Operación Riesgo” está basado en el relato corto “Risico”.

Un taxi se detuvo al pie de una casa en Tánger (Marruecos), de donde se bajó un hombre que ingresó a la propiedad. Luego de recibir unos documentos, asesinó a quien se los entregó, salió y partió en el taxi que lo esperaba.

Poco después, en un lugar desolado, el taxista frenaba y usaba un arma con silenciador para acabar con el asesino y quitarle los documentos que había retirado en Tánger, dejando luego que el auto siga su marcha, hasta caer por un barranco. El chofer cambió sus ropas y pidió aventón a una joven mujer que pasaba con su auto por el lugar, explicando que había discutido con el taxista por el costo de la carrera y este lo había dejado botado a medio camino. Ante la pregunta de la mujer, el hombre procedió a identificarse: “Bond, James Bond.”

Ya en Londres, Bond recibió instrucciones de “M” de dirigirse a Roma para reunirse con un agente de la CIA llamado Kristatos, quien fingía ser un contrabandista, dado que había alarmantes informes acerca del incremento de cargamentos de droga que salían de la Europa continental hacia el Reino Unido y que se afirmaba era un intento de los enemigos de la nación, para socavar física y moralmente a sus habitantes. Aunque era una misión nada habitual para 007, Bond tendría que simular una transacción con Kristatos, para dar con los peces gordos, para lo cual tenía un presupuesto de hasta 200.000 Libras en un caso extremo.

Tras coquetear con Moneypenny e ilusionarla afirmando que tras esta misión sería solo para ella, Bond partió y una semana después, se hallaba en Roma, cenando con Kristatos en un lujoso restaurante, donde planificaron un primer negocio por 50.000 Libras o algo más, si fuese necesario. Kristatos se apartó por unos minutos, quedando solo Bond, que disfrutaba de una copa de vino, sin notar que era observado por una pareja que se hallaba en una mesa cercana.

El hombre tenía información acerca de que Bond era un espía y decidió comprobarlo, para lo que llamó al maître (metre o maestro de sala del lugar) y le dio instrucciones al oído, disponiéndose de inmediato a cumplir con la orden del “padrone” (el propietario del lugar). El maître entró a la oficina administrativa del local, saliendo un momento después, pidiendo en voz alta se disponga mesa para 4 y como faltaban sillas, sacaron una de la oficina y otra se la pidieron a Bond de las que sobraban en su mesa. Sin embargo, al poco rato, el maître aseguró que solo había pedido mesa para tres, así que le devolvieron una silla a la mesa de Bond, aunque no la que habían retirado, sino la que habían sacado de la oficina.

Cuando Kristatos regresó, siguieron conversando sobre la transacción, acordando la forma de pago y el agente de la CIA exigió que la cabeza de la organización debía de ser destruida, contestando Bond que lo acabaría solo si fuese necesario. Kristatos explicó que la red de comercio de drogas la llevaban a cabo italianos que habían sido expulsados de USA y que operaban con Tánger, Beirut, Macao y Estambul, contando en Milán con un laboratorio llamado Pharmacia Colomba S.A., donde se realizaba el procesamiento y la droga era transportada en la llanta de repuesto de vehículos que salían de dicha ciudad italiana hacia Inglaterra. Kristatos dijo a Bond que el cabecilla era justamente el hombre que estaba en la mesa más cercana, Enrico Colombo, quien estaba acompañado por Lisl Baum, quien según el agente de la CIA era una acompañante de lujo.

En ese momento, Colombo se levantó de su silla y se dirigió a la oficina, mientras un mesero retiraba la silla que habían dejado en la mesa de Bond y la llevó hasta donde estaba el “padrone”, quien levantó el asiento y sacó una grabadora, la que activó para escuchar lo que Kristatos y el británico habían conversado. Colombo regresó a su mesa y discutió con Lisl, que se levantó ofendida y abandonó el lugar, mientras el “padrone” le decía que no volviera.

Bond ya salía del lugar y se ofreció a llevarla, lo que ella aceptó. En el camino, Bond la invitó a tomar un trago; pero, ella dijo que debía descansar, pues debía partir a Venecia. Bond le dijo que él también iba a ir para allá y tras presentarse como un escritor que preparaba un libro sobre el tráfico de drogas, razón por la cual se había reunido con Kristatos, ella le dijo que sabía algo del tema, acordando verse dos días después en los Bagni Alberoni de Venecia, a eso de las tres de la tarde, indicándole Lisl, que buscara una sombrilla amarilla en la playa.

Llegado el día, Bond fue a la playa donde encontró a Lisl; pero, sintió que algo andaba mal y vio a tres hombres que iban hacia él, por lo que empezó a correr hacia una elevación cercana y empezó a trepar, siendo seguido por uno de los extraños, mientras los otros dos tomaban un atajo, sin importarles el aviso de “campo minado”; pero, uno de ellos pisó una mina, volando en pedazos y el otro prefirió quedarse en el suelo, sin atreverse a mover un músculo.

Bond alcanzó a ver más abajo a unos pescadores con arpón y creyó que eran gente del lugar, por lo que creyó estar a salvo; sin embargo, resultó ser Enrico Colombo con varios de sus hombres, por lo que el agente sacó su arma, aunque fue advertido que los “pescadores” eran muy certeros con el arpón. Aún así, Bond amenazó que Colombo sería el primero en caer antes que lo mataran; pero, un golpe en la parte posterior de su cabeza, lo hizo perder el conocimiento.

Al despertar, uno de los hombres de Colombo le dijo que el golpe en su cabeza no era nada grave y que su jefe lo estaba esperando. A Bond le llamó la atención el trato que le habían dado, como si no fuera un enemigo; y, de hecho, encontró todas sus cosas sobre una mesa, con excepción de su arma. Cuando llegó a ver a Colombo, este lo invitó a comer y a beber lo que quisiera y Bond le preguntó porqué tanto lío si quería verlo, si la aceptación de Lisl a su invitación era más que obvia. Colombo le preguntó entonces porqué había corrido y Bond contestó que era porque la apariencia de los hombres no le había agradado; pero, este le dijo que era difícil que se reunieran amistosamente, cuando el británico pensaba matarlo y lo hizo escuchar la cinta, donde hablaba con Kristatos de acabar con el cabecilla de la organización.

Bond le preguntó por el resto de la cinta y Colombo admitió que en parte era verdad, pues sí era un contrabandista, aunque no de drogas y le contó que el verdadero capo era Kristatos, que era un doble agente y ocasionalmente delataba a alguien para cubrirse. Colombo lo había averiguado en una ocasión en que uno de sus barcos se enfrentó con una nave albanesa y capturaron a uno de los hombres al que tras confesar, lo abandonaron en el campo minado. Desde entonces, Kristatos estaba tras Colombo; pero, ahora había una oportunidad de atraparlo, en el peq        ueño puerto pesquero de Santa María, al llegar el alba. Colombo dijo que quería destruir a Kristatos y le preguntó a Bond si estaba de acuerdo, contestando el agente británico que sí, luego de lo cual recibió su arma de vuelta.

A eso de las cinco de la mañana, el barco llegó al puerto pesquero y se avistó una nave de similar tamaño, de la que se desembarcaba lo que parecían rollos de papel de imprenta. La nave de Colombo se acercó y todos se lanzaron al abordaje, incluido Bond, que debió enfrentarse a dos hombres armados y tras vencerlos, notó que de uno de los rollos de papel perforado por las balas, salía opio crudo. Luego, ingresó al galpón adonde estaban llevando los rollos; pero, presintió algo y antes de avanzar más, salió y advirtió a Colombo que pusiera hombres afuera y que nadie entrara, mientras él daba la vuelta por fuera, hacia la parte posterior.

Al llegar a la parte posterior, Bond vio a Kristatos que estaba a punto de accionar un detonador y disparó; pero, falló y fue golpeado por la onda de la explosión. Cuando 007 reaccionó, vio que Kristatos se alejaba en un auto, apuntó y disparó, cayendo muerto el doble agente contra el volante de su auto, que siguió su rumbo hasta caer por un barranco. Colombo se acercó a agradecerle por haberles salvado la vida a sus hombres y a él, mientras estos hundían el barco en el que había llegado la droga.

Luego, Bond se tomó unos días de vacaciones en Venecia, donde recibió la visita de Lisl, que llegaba para darle la información que le había ofrecido; pero, el agente británico le dijo que había desistido del tema porque era muy riesgoso y que ahora escribiría algo sobre el amor. Lisl le dijo que en eso, también podría apoyar.

Esta historia fue publicada en español en formato grapa en el # 1 de la colección de James Bond de Editorial Zig Zag de Chile, el 4 de Noviembre de 1968. Imagen cortesía de colección privada.

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