El
Dr. Doom ha sido el más acérrimo enemigo de los 4 Fantásticos desde su primera
aparición y es uno de los más temibles por su poderío e ingenio que está al
nivel de Reed Richards y de otros grandes científicos del Universo Marvel, a lo
que se suma su odio acendrado hacia Mr. Fantástico, a quien considera el
culpable de su tragedia por envidia, pues “manipuló” su invento que fue lo que
desfiguró su rostro estando en la Universidad y lo obligó a usar una máscara.
Sin
embargo, no siempre fue así. Hubo un tiempo, durante su juventud en Hungría,
que recorría con su padre y la tribu gitana, en que conoció la felicidad al
enamorarse de la joven Valeria, quien se convirtió en su mundo, tras morir su
padre y descubrir el legado de su madre, que había sido hechicera. Valeria
estuvo junto a él, mientras experimentaba y aprendía no solo sobre ciencia,
sino también sobre artes oscuras. Pero su relación terminó, cuando los inventos
de Víctor lo hicieron famoso y le llegaron ofrecimientos de becas para que
estudiara en las más prestigiosas universidades y tuviese acceso a los más
modernos laboratorios de experimentación. Entonces decidió viajar a USA; pero,
Valeria no estaba dispuesta a acompañarlo, pues no deseaba abandonar sus raíces
familiares y le pidió elegir entre irse o quedarse con ella. Nunca más
volvieron a verse y Doom se transformó en un joven amargado, que fue el que
conoció Reed en sus años universitarios. Y luego vino la tragedia y su
transformación en Dr. Doom y su ascención al trono de Latveria.
Pero
ahora, parecía querer dejar todo atrás y recuperar el amor perdido, así que se
dedicó a buscar a Valeria, a quien finalmente encontró en un pequeño pueblo de
la Florida en USA. Doom le ofreció dejar todo atrás si ella volvía con él,
dejar de ser el monstruo al que todos temían. Le mostró un relicario que tenía
fotos de ellos cuando estaban juntos. Al principio, Valeria no le creyó; pero,
luego vio en sus ojos que había un verdadero deseo de cambiar en nombre del
amor, así que le extendió su mano.
Algo
ocurrió en ese momento, pues el relicario empezó a brillar y el cuerpo de
Valeria empezó a deshacerse, en medio de gritos de dolor. Doom confesó entonces
que buscando ser aún más poderoso, contactó con demonios del inframundo que le
ofrecieron lo inimaginable; pero, para ello, debía haber un sacrificio, un
canje con algo de valor indescriptible e irremplazable para él: Ella.
La
piel y la carne de Valeria desprendidos en jirones, rodearon el cuerpo de Doom
hasta conformar una armadura mística que lo haría invencible. Ahora, ella
estaría para siempre con él y permitiría su triunfo definitivo sobre los 4
Fantásticos. Doom había hecho lo impensable y estaba dispuesto a más. Para
ello, no obstante, sería crucial la participación de otra Valeria: la pequeña
hija de meses de edad de Reed y Sue.
Y
es que había sido Doom quien había ayudado a nacer a la pequeña en ausencia de
Reed, cuando la vida de la madre y la bebé estaban amenazadas por la energía de
la Zona Negativa y por ello, había exigido que la pequeña llevase el nombre de
Valeria, en homenaje a su amada y había aprovechado para murmurar una serie de
hechizos sobre la niña, para usarla como instrumento de su venganza, cuando
fuera el momento.
Y
ahora lo era. Toda la familia estaba a la espera de que la pequeña dijese su
primera palabra y grande fue la sorpresa de Sue y Ben, que estaban en ese
momento con ella, al escucharla decir Doom. De inmediato pensaron decirle a
Reed, sin sospechar que Mr. Fantástico, la Antorcha Humana y Franklin estaban
bajo ataque de una misteriosa energía. Reed quiso poner a salvo a su hijo
teleportándola a Attilan; pero, al abrir el portal, el niño quedó en manos de
demonios intradimensionales.
Johnny
intentó rescatar a Franklin; pero, solo consiguió que uno de los demonios le
quemara su pierna derecha con una llama mística. Ben y Sue llegaron y contaron
lo ocurrido con Valeria. Reed se dio cuenta que Doom controlaba a Valeria, pues
sus ojos se habían vuelto rojos e increpó al villano llamándolo cobarde, por
usar a los pequeños y lo instó a presentarse y dar pelea cara a cara. Doom
contestó por medio de Valeria, diciendo que muy pronto sería así.
Mientras
tanto, la energía mística ocupaba todo el edificio Baxter, anulando todo
artefacto científico y los medios de defensa y empezaba a desbordarse hacia la
ciudad. El grupo abordó entonces una nave experimental y llevó armas que Reed
había creado para casos extremos, dirigiéndose entonces hacia Latveria. Ben
pidió ayuda a Dr. Strange; pero, este ya había sido controlado por los demonios
y contestó dándole poca importancia al hecho.
Entretanto,
Doom hablaba con los demonios y les dejaba en claro que eran sus aliados y no
sus amos, a lo que los seres le contestaron con una macabra sonrisa, diciéndole
que en efecto, así era.
Al
llegar los 4F a Latveria, se enfrentaron a Doom; pero, al usar este medios
místicos, todos sus esfuerzos resultaron inútiles. Doom encaró entonces a Reed,
retándolo a que usara su genio científico para vencerlo. Por primera vez, Reed
no sabía que hacer, pues su mente era científica y poco sabía de la magia, a
pesar de haber enfrentado antes amenazas místicas.
La
respuesta de Reed fue pedir a Ben que tomara en sus brazos a la pequeña Valeria
y huyese en busca de refugio, mientras los otros 3 atacaban a Doom con todas
sus fuerzas y con las armas que habían llevado, lo que por un momento pareció
dar resultado; sin embargo, pronto se dieron cuenta que todo era un engaño del
villano, que ahora teleportaba a la niña hasta sus brazos. Ben reaccionó dando
a Doom un puñetazo tan fuerte, que aparentemente le rompió el cuello y giró su
cabeza 180°, lo que tampoco tuvo efecto.
Doom
conjuró entonces la imagen de Franklin en el infierno y les dijo a los 4F que
lo liberaría si se rendían, pues ellos sabían que él siempre cumplía con sus
promesas. Los héroes se rindieron; pero, Doom no liberó a ninguno de los niños
y capturó a los 4F, llevándolos a su castillo, donde los sometió a torturas,
justificándose en que todo lo que padecerían era culpa de Reed, por su actitud
envidiosa y egoísta. A Ben, unos monstruos sin cerebro lo golpeaban una y otra
vez, arrancándole pedazos de su piel de piedra; a Johnny le dio cuerpo
elástico, estirándolo al máximo; a Sue, la hizo encenderse; y, a Reed, lo
encerró en una inmensa biblioteca repleta de libros místicos, retándolo a que
aprendiese lo necesario para liberarse e intentar vencerlo.
Desesperado,
Reed tomó unos libros; pero, al rato los lanzó furioso al suelo, pues no
entendía nada. Uno de los libros golpeó una vela que había en una mesa y esta
cayó al suelo. Curiosamente, la llama escribió un mensaje: El conocimiento no
lo es todo.
De
pronto, la sala se alborotó; libros y hojas volaban por todas partes y de uno
que cayó abierto, emergió la imagen astral de Stephen Strange, pidiendo a Reed
que pronunciase el encantamiento que lo liberase, lo que consiguió hacer con
voz entrecortada y permitió al místico manifestarse por completo. Dada su
experiencia y a pesar del ataque de los demonios y que estos habían llevado su
cuerpo hasta el castillo de Doom en Latveria donde lo torturaban, consiguió
proyectar su imagen astral. Sin embargo, para liberarse del todo, dependería
que Reed pudiese manejar los encantamientos.
El
problema era que dado que Reed no creía en la magia, al pronunciar los
encantamientos, lo hacía mecánicamente, sin convencimiento. Si el sencillo
hechizo para teletransportarse al santuario de Strange (que no podía hacerlo
este sin su cuerpo físico), casi fue fatal para Reed, pues al no ser
adecuadamente pronunciado, los dejó en la calle y Mr. Fantástico se salvó con
las justas de ser atropellado por un auto y si no resultó afectado, fue porque
recuperó sus poderes tras salir de Latveria. Pero el héroe no tendría esa
ventaja en un enfrentamiento con Doom, ya versado en las artes místicas y la
magia oscura, si no formulaba los encantamientos apropiadamente. Y el problema
era que Reed seguía cerrado a entender la magia. Según él, había ejecutado el
hechizo con precisión; pero, en la magia, hacía falta algo más que eso.
Ya
en el interior del santuario de Strange, vieron en el Orbe de Agamotto a
Franklin torturado por los demonios, quienes perciben que están siendo
observados por Reed. Strange le da a Reed instrucciones para un hechizo para liberar
a sus compañeros; pero, Mr. Fantástico vuelve a hacerlo sin convicción,
consiguiendo solo causar dolor a sus amigos y golpear a Doom, quien se da
cuenta que algo raro pasa y asume que Richards está tratando de manejar la
magia. En el santuario de Strange, este recrimina a Reed, por negarse a creer
en la magia.
Al
llegar a la biblioteca, Doom vio que Reed ya no estaba y dedujo que Strange
tenía algo que ver con lo ocurrido. De inmediato, fue en busca del cuerpo
físico de Strange y lo incapacitó, lo que hizo que la forma astral de este se
desvaneciera, aunque no antes de que pudiese entregar a Reed un dispositivo
místico, que Mr. Fantástico tendría que deducir cómo usar. Tras varios intentos
inútiles, Reed empezó a insultarse a sí mismo, admitiendo que era un idiota.
Fue en ese momento, que el dispositivo funcionó y una sonrisa se dibujó en el
rostro del héroe. Mientras tanto, Doom enviaba a Strange al infierno, para que
fuese torturado por los 3 demonios, al igual que Franklin.
El
Doctor Doom se teletransportó hasta el santuario de Strange junto a Valiera, encontrándose
con los 4F ya liberados y siendo sorprendido por una descarga mística que lo
afectó, permitiendo que Reed rescatase a la pequeña y la dejase en lugar
seguro, mientras los otros 3 atacaban sin descanso al villano, no dándole opción
a un respiro. Sin embargo, este contraatacó e inhabilitó a los 4 y puso una
mordaza a Reed, para que este no pudiese pronunciar los hechizos; pero, el
héroe ya se había dado cuenta que no necesitaba pronunciarlos, así que solo lo
imaginó y derribó a Doom con una descarga mística y un tremendo puñetazo que lo
envió de vuelta al santuario de Strange.
Doom
seguía echándole la culpa de todo a Reed, quien le contestó que lo había
sobrestimado como villano; pero, que en realidad no tenía ni el poder para
devolverle a su hijo, que era solo un remedo de mago y que le daba pena, pues
se creía la gran cosa, cuando en realidad le debía todo a los 3 demonios, que
eran sus superiores. Doom contestó que él no le debía nada a nadie, lo que fue
escuchado por los 3 demonios, pues el Orbe de Agamotto se los permitía. Reed
lanzó entonces el Orbe hacia Doom y los demonios salieron y lo capturaron,
llevándoselo al infierno, siendo seguidos por los 4F.
Los
héroes rescataron a Franklin y a Strange, tras lo cual salieron, no así Reed,
quien fue llamado por Doom, que le pedía que lo ayudase a salir, que sentía
mucho lo que había hecho. Reed le contestó que no, que lo dejaría allí y que
muy pronto lo olvidaría. En respuesta, Doom dijo que lo dudaba mucho, tocó el
rostro de Reed y le deformó la mitad de la cara con la energía mística que le
quedaba.
La
experiencia había sido traumática para todo el grupo; pero, los más afectados
en definitiva eran Franklin y Reed. El pequeño había perdido el habla y solo
hacía dibujos grotescos; mientras que, la deformidad de su rostro, había hecho
que Reed se apartara y permaneciera en la oscuridad en su laboratorio.
Sue
y Ben, siguiendo el consejo del médico de Franklin, llevaron al pequeño a
pasear y a hacer cosas con las que habitualmente disfrutaba; pero, nada parecía
sacarlo de su ostracismo. Al menos fue así hasta que el público del parque de
distracciones en que se hallaban los reconoció y los rodearon para pedirles
autógrafos. En un momento determinado, Franklin estalló, furioso, e incluso se
lanzó sobre un chico, cuya madre llamó a la policía. Ben tuvo que ahuyentar a
la gente, pues por la reacción de Franklin, empezaban a exhaltarse; y luego,
cuando llegó la policía, tuvo que explicarles lo que pasaba con el pequeño.
Cuando
Sue y Ben trataron de tranquilizar a Franklin, este se exhaltó aún más, pues
para él, mentían cuando le decían que estaban para cuidarlo, para mantenerlo a
salvo. Fue entonces que algo en los ojos del pequeño les hizo darse cuenta que
él pensaba que aún estaba en el infierno. Sue proyectó entonces un amplio campo
de invisibilidad alrededor de ellos, para que nada perturbara al pequeño,
mientras Ben le hablaba, aunque al principio, lo que dijo molestó a la Mujer
Invisible, pues el héroe reconoció que era cierto que jamás estaría a salvo.
Ben
aclaró que lo decía porque en definitiva, el mundo en el que vivían no era seguro
y empezó a hablar acerca de la experiencia de su vida y el trauma que le había
causado el convertirse en una mole de roca y que él bien pudo dejarse llevar
por la frustración; pero, optó por otro camino, junto a sus padres y su tío y
que si bien no podía ofrecerle mantenerlo siempre a salvo, él ya sabía que su
tío jamás se rendiría por protegerlo, como lo había hecho desde el día en que
nació. Terminó diciendo que la seguridad no era para tanto, si la vida valía la
pena de correr el riesgo. La mente del pequeño pareció despejarse y abrazó a su
madre.
Mientras
tanto y tratando de sacar a Reed de su encierro, Johnny lo llevó hasta la
máquina del tiempo. El joven portaba un arma. Retrocedieron en el tiempo, hasta
la juventud de Doom en Hungría. Johnny le dijo que tenía ahora la oportunidad
de desquitarse de todo lo que el villano les había hecho, eliminándolo antes
que este se convirtiese en una amenaza. Reed tomó el arma, apuntó y finalmente
dijo que no podía hacerlo. Johnny le dijo que era obvio, pues sabía que Reed no
era un asesino y que lo importante era que reaccionara, que no permitiera que
lo que pasó lo paralice, pues si eso ocurría, Doom habría triunfado.
Tras
escuchar esto, Reed tomó el arma y disparó, fallando aparentemente. Johnny
quemó el arma y llamó la atención a su cuñado, quien le hizo ver que el disparo
había tenido una razón: en el suelo había un mechón de cabello de Doom y ahora,
Reed tendría algo en qué trabajar.
Estas
historias fueron publicadas originalmente en Fantastic Four Vol. 3 # 67 al 70 y # 500 al 502 USA (Mayo a Octubre
del 2003); y, en español en formato grapa en la colección de Los 4 Fantásticos
de Panini y en formato tomo, como parte de la colección Marvel Héroes de
Panini. Imagen cortesía de colección privada, de la portada del tomo de Marvel
Héroes.
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