viernes, 1 de enero de 2021

¡SUPERMAN SE UNE AL EJÉRCITO!


¡SUPERMAN SE UNE AL EJÉRCITO!

Esta vez, no fue Mambru el que se fue a la guerra, sino Superman que tuvo que unirse al ejército. Esto ocurrió en la tercera historia de Superman # 133 USA (Noviembre de 1959), por Jerry Siegel (guión), Wayne Boring (arte) y Stan Kaye (tintas).

El Capitán Grimes (Teniente Gómez en la versión Novaro), exigió a sus superiores que Superman fuese reclutado como cualquier otro ciudadano y que reciba el mismo trato que cualquier soldado, lo que el Alto Mando encontró ajustado a los reglamentos, así que no lo objetaron. Al menos, esa fue la respuesta que le dieron a Perry White, cuando este se enteró de la noticia y llamó a preguntar, pues consideraba que el Hombre de Acero había ayudado mucho a la Nación.

Lois quiso objetar; pero, el Hombre de Acero decidió aceptar, indicando además que sería un buen soldado. Perry asignó a Clark Kent para que cubra la noticia. Cuando Superman se presentó a servir en el ejército, también llegó el Inspector General, quien quería pasar un rato divertido, viendo como Grimes se las arreglaba para tratar a Superman como a los demás soldados, sin darle favoritismo alguno.

Lo primero fue el examen médico del lugar, lo que causó extrañeza al revisor, porque se asumía que Superman  era el hombre más saludable; pero, debió acatar la orden y empezó por el examen de la vista. Pero cuando Grimes y el revisor escucharon lo que el héroe decía, debieron usar lupa, pues era la letra diminuta en el cartel, que indicaba quién lo había impreso.

Luego, vino el examen físico y Grimes ordenó a Superman que hiciera todas las flexiones de pecho que pudiera; pero, la rapidez y la fuerza usada por este, hizo que el edificio empezara a temblar, por lo que le dieron la orden de parar de inmediato.

Vino entonces la orden de que al Hombre de Acero le pusieran todas las vacunas. Superman intentó alegar; pero, Grimes lo mandó a callar, indicando que no era él quien podía decir si las necesitaba o no y que su orden era que les pusieran vacunas a todos. No fue sino hasta que el médico dijo que ya no había más agujas, porque ninguna podía atravesar la piel de Superman, que Grimes desistió y aceptó.

Al día siguiente, ya en la formación, Grimes se molestó porque Superman usaba su traje de siempre y no el militar, salvo la gorra y le reclamó. Superman trató de alegar; pero, Grimes le dio la orden de ir a ponerse el traje militar, lo que el Hombre de Acero cumplió, aunque ni bien sacó pecho, el traje del ejército reventó. Por eso, no había querido usarlo. El Inspector Jefe no dejaba de sonreír ante lo que pasaba.

Molesto, Grimes dio la orden a Superman de ir por un nuevo traje; pero, lo más rápido posible. Cumpliendo con la orden, Superman regresó a toda velocidad; pero, la fricción quemó el traje militar.

Luego empezaron las prácticas, con la excavación de trincheras. Grimes ordenó a Superman cavar más rápido y este, ni corto ni perezoso, cavó una enorme. El Inspector en Jefe, que estaba de lo más divertido, sugirió a Grimes dar un ascenso a Superman por su dedicación, así que fue promovido a cabo.

Al día siguiente, tocó práctica de tiro y Grimes ofreció premiar a los que acierten. Ese día, acertaron todos y el Capitán les dio franco en la noche. Obvio, no sabían que Superman había usado su superaliento para desviar las balas hacia el blanco. Esa noche, a Grimes le tocó lavar los platos.

A la mañana siguiente, Grimes dio a sus soldados la orden de tomar una colina. Superman no solo que la tomó, ¡se la llevó consigo! Los soldados no paraban de reírse por la ocurrencia, mientras que el Inspector en Jefe ascendía al Hombre de Acero a sargento. Superman dijo que sus ascensos se los debía a Grimes y este enfureció, castigando a todo su personal, disponiendo que limpien todas las barracas hasta que brillen como espejos.

Grimes sabía que como sargento, a Superman le tocaría ahora velar porque se cumplan las órdenes y eso haría que los soldados empezaran a odiarlo. En efecto, el Hombre de Acero dio la orden y los soldados se molestaron, pues ahora se comportaba como oficial; pero, se sorprendieron al ver que él mismo se encargaba de limpiar todo a supervelocidad, lo que fue visto por Grimes.

Con el ánimo de enemistar a Superman con los soldados, pues era obvio que el héroe no se cansaría, Grimes dispuso que al día siguiente, toda la tropa caminaría 20 kilómetros. Llegado el día y viendo el agotamiento de la tropa, Superman avistó con su visión telescópica y usó sus poderes para atraer el agua, que cayó como una llovizna, que alivió a todos.

Otro día, tocó prueba de camuflaje y Superman giró a tal velocidad, que se hizo invisible. El Inspector en Jefe, lo ascendió a general por todas sus proezas. El Hombre de Acero empezó a moverse a toda velocidad, parándose cada vez frente a Grimes, obligándolo así a que le haga el saludo militar, hasta que del esfuerzo, el capitán se lastimó el brazo.

Tras su nueva promoción, el Alto Mando dispuso que Superman fuese licenciado del servicio militar. Antes de irse, dispuso que Grimes, quien no podría usar su brazo lesionado al menos por una semana más, sea ascendido a Mayor.

Esta historia fue publicada en español en Superman # 258 de Editorial Novaro, del 28 de Septiembre de 1960; y, como complemento en Superman 620, de la misma Editorial, del 6 de Septiembre de 1967. Imagen cortesía de colección privada, de página interior del Superman 620.

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