jueves, 17 de diciembre de 2020

WONDER WOMAN TIERRA UNO.


WONDER WOMAN TIERRA UNO.

Tierra Uno es un proyecto que presenta los origenes de los principales héroes de DC, de una forma algo distinta, mostrándonos sus dudas y motivaciones de los inicios. Hasta el momento, han sido publicados 3 volúmenes de Superman, 2 de Batman y 2 de Wonder Woman.

Wonder Woman Tierra Uno vol. 1, fue realizada por Grant Morrison (guión), Yanick Paquette (arte) y Nathan Fairbairn.

Hace mucho tiempo, las amazonas fueron humilladas por Hércules y los suyos. Tras vengarse, decidieron exiliarse del llamado “mundo del hombre”, rechazando todo lo que tuviese que ver con los hombres y se recluyeron en la Isla Paraíso.

Allí creció Diana, la princesa hija de Hipólita, la reina de las amazonas, una joven rebelde y algo confundida, al sentirse menos que humana, por haber nacido del barro; y, por las restricciones que le imponían, una de ellas el no poder participar en el torneo anual, el Festival en homenaje a la diosa Diana, que iniciaba con la aparición de la Luna Cazadora y en el que se elegía a la campeona de las amazonas.

Imposibilitada de participar, Diana veía el inicio del Festival trepada en un árbol y cuando llegó la noche y las amazonas festejaban y bailaban, se asomó desde un claro del bosque cercano, portando sobre sí la cabeza del León de Nemea y retandolas a seguirla. Hipólita reaccionó furiosa ante la afrenta de su hija, al usar el símbolo de su opresor; Diana solo se rió y la Reina ordenó que la atraparan. Pero esto no era nada nuevo y tal y como venía ocurriendo desde hace siglos, las amazonas no conseguían encontrar a Diana y desistían de buscarla.

Al clarear el día, mientras recorría una desolada playa de la isla, vio un cuerpo en la orilla y descubrió que se trataba de un hombre, cuya nave se había estrellado y se encontraba malherido. En Isla Paraíso estaba prohibido que un hombre pisara su suelo y lo lógico era matarlo; pero, ella sintió curiosidad y decidió ocultarlo en una cueva cercana al mar.

Diana regresó al poblado, de donde tomó algo de fruta y luego se dirigió al laboratorio de Altea, de donde se llevó el proyector del rayo púrpura, que tenía gran efecto curativo. Sin embargo, el rayo pareció no hacer efecto en el hombre llamado Steven Trevor, por lo que ella dedujo que no tenía efecto en los hombres. Pero las heridas de Trevor eran serias y si no se lo trataba a tiempo, podían ser mortales, así que vio que solo le quedaba un camino. Para Trevor, Diana era un ángel.

Llevando como máscara la cabeza del León de Nemea, se dirigió al coliseo, donde retó a la campeona amazona llamada Mala. Según lo establecido por siglos, ella debía dejarse ganar; pero, esta vez anuló de inmediato a su rival ganó, entre los abucheos de las demás amazonas, al ser considerado injusto por ellas el combate por los dones naturales. Sin ambergo, bajo sus leyes y como ganadora, solicitó su reconocimiento como Mujer Maravilla de Amazonia y poder usar el avión invisible de Mala.

Furiosa por esta nueva afrenta de su hija, Hipólita llamó a Diana a su recámara y la increpó, mostrándole luego las barbaridades del mundo del hombre en un espejo pantalla que ella siempre usaba para ver lo que ocurría fuera de sus fronteras. Y entonces, sintió un olor familiar y odiado que venía de su hija. ¡Había un hombre en la isla Diana había estado con él! De inmediato ordenó a las amazonas que siguieran a Diana y que capturaran a ambos.

Diana alcanzó a subir a Trevor al avión y partió, perseguida su nave por las motos voladoras de las amazonas, quienes abrieron fuego tratando de derribar al avión invisible; pero no lo consiguieron. Luego de traspasar la barrera mística, llegaron en poco tiempo a USA y lo llevó a un hospital.

Acostumbrada a vivir en un mundo donde gobiernan mujeres aguerridas, se sorprendió al ver que el hospital era manejado por hombres y que los cuerpos de las mujeres no eran cuidados como los de las amazonas. Más grande aún fue su malestar al ver a varias mujeres ancianas moribundas y no entendía cómo no se cuidaba a las ancianas, que eran fuente de sabiduría y porqué en el mundo del hombre no tenían un rayo púrpura.

Al salir del hospital, se encontró con que la esperaba un destacamento del ejército que apuntaba sus armas hacia ella. Furiosa, arremetió contra ellos, que se asustaron por la fuerza demostrada por Diana, quien les dijo que parecían niñas y les recriminó pretender hablar con la autoridad y dignidad de Zeus. Luego, se fue en su avión.

Después de un rato, alcanzó a ver un bus que llevaba a las integrantes de una fraternidad y que había perdido pista y caía hacia un barranco. Diana detuvo la caída del bus y las chicas, encabezadas por Etha Candy, le agradecieron. Nuevamente, ella se sorprendió por ver que los cuerpos de ellas no demostraban ser lo bien formados y aguerridos de las amazonas y cuestionó el efecto del mundo del hombre sobre ellas. Etha Candy, una joven pasadita de peso, le contestó que ella consideraba tener el mejor cuerpo que existe y le pidió ayuda para salir del lugar.

Mientras tanto, Trevor era interrogado por sus superiores acerca de lo que había pasado, así como del destino de su avión de combate y del origen de la misteriosa joven. Trevor contestó que volaba sobre lo que parecía ser una isla inexplorada en el “Triángulo de las Bermudas”, que su avión cayó y la joven lo salvó y que aparte de eso, no recordaba nada.

En eso, llegó Diana y Trevor dijo que era su ángel, su Mujer Maravilla. Diana contestó que ella no era ni de él, ni de nadie; que las mujeres en el mundo del hombre estaban siendo maltratadas y esclavizadas y que las amazonas podrían sacarlas de ello, para lo cual los hombres debían de someterse a la autoridad misericordiosa de las mujeres maravillas de Amazonia. Luego, preguntó a Trevor cómo había conseguido dar con la Isla Paraíso.

El Alto Mando pidió a Trevor que tratara de conseguir que Diana se quede en USA el mayor tiempo posible mientras ellos investigaban y que necesitaban conseguir la ubicación de Isla Paraíso. Trevor trató de hacer “entrar en razón” a Diana y que se mantuviese tranquila, aparte de agradecerle por salvarle la vida. Diana le dijo entonces que podía agradecerle en ese momento, que salvar una vida es estar atado a esa vida y que ella se encargaría de cuidarlo y evitar que salga lastimado; pero, para eso, debería hincarse de rodillas y someterse a su autoridad amorosa, mientras le entregaba un collar de sumisión. Obvio, Trevor no aceptó.

Trevor fue a pedirle consejo a Etha, quien vio que su amiga necesitaba algo de consejo y un cambio de imagen, por lo que entre ella y las chicas de la fraternidad, modificaron su traje. Mientras tanto, en Isla Paraíso, Hipólita disponía que un grupo de élite de las amazonas, fuese tras Diana y que acabaran con cualquier hombre que se interponga, liberando además a la Gorgona Medusa, para lavar la afrenta.

Poco después, un extraño olor llamó la atención de Diana, quien se dio cuenta que su madre había enviado a Medusa en su busca. Al salir, encontró petrificados a todos los hombres, incluso a Trevor y vio a las guerreras de élite amazonas. Sin embargo, en vez de pelear, se acercó.se arrodilló en acto de sumisión a Hipólita y por las leyes de Afrodita y Atenas, solicitó ser sometida a juicio por la verdad, para ser interrogada por las Moiras.

Diana fue llavada encadenada a Isla Paraíso y el juicio dio comienzo en presencia de las Moiras, testificando la propia Diana, Altea, Mala y Etha Candy, todas, atadas al lazo de la verdad. Diana era juzgada por ir en contra de la tradición y exponerlas al mundo del hombre.

Etha dijo que en lugar de enjuiciar a Diana, Hipólita debía sentirse orgulllosa de ella y que estaba equivocada al enviar a guerreras y a Medusa en su busca; que si Diana se fue, no fue por seguir un hombre, pues Trevor solo fue la excusa para largarse de Isla Paraíso, donde no se sentía a gusto y que allá afuera, no solo estaba el mundo del hombre.

Diana dijo que lo que quería demostrar, era que las amazonas no podían seguir ocultándose y que su compromiso era mejorar la vida de todas las mujeres en el mundo. Hipólita respondió que ellas habían prosperado durante 3000 años sin los hombres y al ver que el cuerpo convertido en piedra de Trevor era llevado a la plaza, le reprochó por llevar ante ellas al ejemplo de la beligerancia.

Diana respondió que no estaba permitido que un hombre vivo pisara Isla Paraíso; pero, que ella podría restaurarlo a la vida y pidió a su madre escuchar lo que él tenga que decir. Altea dijo que era imposible, pues el rayo púrpura no afectaba a los hombres, lo que Hipólita calificó como un reto. Diana contestó que era obvio, porque nunca fue necesario usarlo en un hombre; pero, ahora ella lo había recalibrado y en efecto, curó a Trevor.

Hipólita preguntó a Trevor cómo había llegado a la isla, si acaso fue el azar o fue algo planeado. Él contestó que fue enviado por su gobierno a investigar reportes acerca de una “señal fantasma”, de la que existían informes desde la II Guerra Mundial, acerca de una isla misteriosa remanente de la Atlántida o de Mu; y, que una anomalía meteorológica afectó a su avión y se estrelló.

Hipólita preguntó qué había contado acerca de ellas. Trevor dijo que había mentido a su gobierno, pues solo había hablado Diana y estaba dispuesto a mentir si era necesario. Hipólita cuestionó el porqué había mentido y si acaso era porque deseaba a su hija. Trevor contestó que como mucha gente en “el mundo del hombre”, sus ascentros habían sido esclavizados por gente que poder y que nunca faltarán aquellos que quieran abusar y que de saber la verdad acerca de la isla, degradarían a sus mujeres y se aprovecharían de su tecnología. Por eso y porque su hija le salvó la vida dos veces, él estaba de su lado; y, que en cuanto a Diana, él estaba consciente que ella estaba “fuera de su liga”.

El juicio parecía haber concluido; pero, para Diana, aún faltaba el testimonio de su madre, pues en parte, lo que había pasado era culpa de ella, pues su espejo, aparentemente indetectable, ya no lo era y podría haberse dado el caso, que quien hubiese llegado, no fuese alguien bien intencionado como Steven Trevor.

Pero lo más importante para Diana, era saber la realidad, acerca de su prigen, pues ella no estaba convencida de haber sido esculpida de la arcilla. Atada al lazo de la verdad, Hipólita tuvo que confesar que había mentido, que había inventado ese cuento, para no admitir que Diana había surgido de unir un huevo de su matriz, con la semilla de Hércules, asegurándose que no surja un hijo, sino una hija forzada de su enojo y criada para ser el arma que destruiría al mundo del hombre; pero, que en lugar de ello, Diana superó todo eso.

La reina había mentido a su propia gente y optó por abdicar; pero, Nubia le dijo que la reina debía servir eternamente a Amazonia y que por siempre, ella sería la reina de las amazonas.

El juicio había concluido y ahora estaba todo claro. Las Moiras habían tejido el destino de Diana que ahora le tocaba asumir, hija de Hipólita la reina de las amazonas y de Hércules, el hombre – dios, a ella le tocaba la misión de unir ambos mundos. Ella no sería una simple arma guerrera; sería mucho más que eso.

Esta historia fue publicada en español en formato tomo por DC México (Televisa) y por ECC. Imagen cortesía de colección privada.

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