THOR: VIKINGOS.
Esta
historia fue publicada originalmente como la miniserie de 5 números Thor:
Vikings (Septiembre del 2003 a Enero del 2004), como parte del sello MAX de
Marvel, que publica historias de contenido más adulto (que incluye escenas más
violentas o de contenido sexual) y fue desarrollada por Garth Ennis (guión) y
Glenn Fabry (arte).
La
reseña que acompaña a esta historia, nos dice que “hubo una época en la que los
marineros preferían tirarse al mar y perecer en las turbulentas aguas del
Atlántico antes que enfrentarse a un Drakkar vikingo, tal era la ferocidad y
crueldad de los guerreros escandinavos. Garth Ennis, irlandés de origen,
guionista de profesión e irreverente por naturaleza, da una bofetada de
realidad al invencible monarca de Asgard y lo fuerza a enfrentarse al rigor
histórico”. Y es que aunque Thor está inspirado en el dios nórdico, guarda muy
poco de las costumbres del pueblo vikingo.
Todo
comenzó en el año 1003, luego de que los guerreros vikingos al mando de Harald
Jaekelsson, arrasaran con el poblado de Lakstad, matando a casi todos sus
habitantes, después de que ellos se opusieran a sus correrías.
Terminada
la celebración en la que exhibieron como trofeos los cadáveres de los
habitantes del pueblo, partieron en su nave con rumbo a las tierras más allá de
Groenlandia, donde no hay ley alguna que los contenga. Mientras se alejan, el
sabio del pueblo, que no había muerto, pronuncia una maldición sobre ellos,
nutriendo con su sangre una runa que sostiene en su mano derecha, pidiendo a
los dioses que aunque naveguen mil años, no puedan encontrar su destino. Una
flecha acalla al anciano, antes de que termine de pronunciar su maldición.
Y
así, los bravos guerreros vikingos continuaron su viaje, guiados por el sol y
las estrellas. Pasaron días, semanas, meses y años, sin que pudieran avistar
tierra alguna y la tripulación no se atrevía a comentar nada, quizás por miedo
a lo desconocido y aún cuando las reservas de agua y comida se habían agotado
tiempo atrás. Y ante ellos desfilaban extrañas naves que jamás habían visto,
incluyendo una enorme, de la que salían extraños aparatos voladores.
Pero
un día, transcurridos mil años, avistaron tierra. Una tierra con enormes
edificios y una gran estatua con su brazo derecho en alto, asentada sobre una
isla. Quienes alcanzaban a ver la pequeña nave con su extraña tripulación de
hombres que parecían meros despojos humanos, casi zombies, por la mella que el
tiempo había hecho en ellos, creían que era la promoción de alguna película
nueva. Sin embargo, todos pasaron del asombro al terror, cuando los vikingos
saltaron de la nave con sus espadas desenvainadas y empezaron a matar a todos a
su paso, haciendo gala de una fuerza incontenible, lanzando incluso vehículos
por el aire y ni siquiera los policías que empezaron a llegar podían
contenerlos, pues terminaban muertos de inmediato.
En
eso, llegó Thor en medio de un estallido de rayos y truenos, ordenando a los
vikingos detener la barbarie; pero, lejos de amilanarse, sabiendo ya que el
hechizo los había dotado de habilidades sobrenaturales, Jaekelsson se burló y
retó al dios del trueno para que intentase detenerlo. Thor se lanzó contra
Jaekelsson esgrimiendo su martillo Mjolnir y el impacto fue estremecedor; pero,
el héroe vio con asombro cómo sus brazos se rompieron a la altura de las
muñecas, quedando sus huesos expuestos, luego de lo cual, el líder vikingo le
dio una paliza, lo condenó a la “muerte medrosa” (la de los cobardes que jamás
hacen nada en su patética vida) y lo lanzó encadenado, a las aguas del río.
Vencido
el obstáculo, los vikingos continuaron con su correría de muerte y destrucción,
al punto de que los cadáveres de hombres, mujeres y niños, pues ellos no hacían
distinción, yacían por todas partes y habían formado una pila enorme de cabezas
en medio de una calle. No importaba el lugar, salvo en las alturas, nadie
parecía estar a salvo de la barbarie de los invasores, que volvieron a su nave
y Jaekelsson dio la orden de izar las velas y ante el asombro de todos, el
pequeño barco alzó el vuelo.
Pero
ahora, el Drakkar también escupía fuego por la boca del dragón del mascarón de
proa y así calcinó a varios de los soldados que esperaban formando una
barricada en unas calles más adelante. A los que no los alcanzaba el fuego,
eran masacrados por los vikingos que saltaban de la nave e incluso ni los
helicópteros que llegaban con tropas se salvaban de una muerte segura. Así, se
iba asegurando el inicio del dominio del nuevo mundo y Harald exigió un lugar
digno para erigir su trono y escogió el Empire State.
Mientras
tanto, Thor había recuperado la conciencia y emergía de las aguas del río,
encontrándose con el Dr. Strange, quien lo había visto todo; pero, no había
intervenido al notar que los vikingos eran tremendamente poderosos, por lo cuál
debía de haber detrás de ellos algo mágico y por el origen de los invasores,
asumió que había que buscar sus orígenes viendo el pasado.
Ya
en la mansión de Strange y luego de que Thor se recuperara algo, entraron a una
habitación que poseía un portal que permitía ver otras épocas y fue así como
pudieron ver al sabio del pueblo invocar la maldición. Siendo la magia rúnica
algo muy poderoso y difícil de controlar, la situación empeoró cuando el sabio
fue alcanzado por la flecha que lo mató y toda su sangre (no tan solo un poco,
que es lo que se requiere) y su propia vitalidad, fueron absorbidos por la
runa, lo que volvió al hechizo mil veces más poderoso y lo que fue en busca de
una venganza, se transformó en una especie de premio para los vikingos.
Y
ya que el sabio buscaba venganza, la única forma de romper el hechizo sin
alterar el pasado, sería buscar en su linaje a guerreros dignos de enfrentar a
Jaekelsson y los suyos. Y fue así, como Strange y Thor encontraron en
diferentes épocas a Sigrid, una joven rechazada en su pueblo por su afán de ser
guerrera; Sir Magnus de los Danes, guerrero defensor de la cristiandad en toda
Europa; y, Erik Lonnroth, piloto alemán, Oberstleutnant de la Luftwaffe, que
comandaba un escuadrón de Messerschmitt 109 en la Segunda Guerra Mundial. Los 3
fueron convocados desde sus tiempos e informados de lo que ocurría, decidieron
unirse para luchar por lo que era justo y de manera especial Erik, quien
lamentaba que su país siguiera los deseos de un loco.
Entretanto
en la ciudad, ni siquiera los Avengers podían hacer nada contra los invasores,
quienes tenían a miles de prisioneros, entre los cuales escogían a los más
altos, a los de los huesos más largos, para llevarlos al Empire State, pues sus
huesos permitirían construir un trono adecuado para Harald.
Strange
preparó un hechizo en el cual los 3 guerreros vertieron su sangre y así, sus
armas se volevrían lo suficientemente poderosas como para derrotar al enemigo.
Strange les pidió a ellos y a Thor, que bebieran del brebaje y así, todos
fueron a la lucha y empezaron a destrozar a los zombies vikingos y Erik pudo
destruir el Drakkar, lanzando su avión contra la nave. Sin embargo, la victoria
no estaba asegurada y Jaekelsson estaba a punto de vencer a Thor; pero, la fe
de los 3 guerreros le dio fuerzas y de un solo golpe envió al líder vikingo al
espacio, donde quedó flotando.
La
ciudad empezó a recobrar la normalidad y los 3 guerreros regresaron a sus
épocas respectivas, a cumplir con su destino.
Este
comic fue publicado en español en formato tomo por Editora Forum. Imagen
cortesía de colección privada.
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