EL ESCORPIÓN.
“Le
Scorpion” es un comic europeo que Dargaud empezó a publicar en el año 2000. Fue
creado por Desberg (guión) y Enrico Marini (arte).
Marini
ha destacado por obras como “Oliver Varese”, con guiones de Marelle, Smolderen
y Pop; “Rapaces” con guión de Dufaux; y, “Gipsy”, con guión de Smolderen.
El
Imperio Romano agonizaba, mientras la nueva religión de los cristianos, basada
en el principio de diferenciar y apartar el Bien del Mal, se iba imponiendo.
Nueve familias se reunieron en Roma, preocupadas por su destino y el
representante de los Trebaldi, propuso algo que les pareció una locura: Edificar
los siglos por venir, sobre el hombre al que los cristianos llamaban Papa. “Si
queremos el nuevo mundo que renacerá de las cenizas del imperio romano será el
de su iglesia… dominado por ese invento extraño y genial a la par. El bien y el
mal. ¡Conciencias forjadas desde la infancia, enseñadas a discernir el vicio de
la virtud! ¡A rechazar la tentación y a obedecer a la autoridad! ¡Quienes no se
sometan a esas reglas, a nada podrán aspirar! Tomemos ese camino, porque solo
así seguiremos siendo dueños del mundo. Nosotros, Las nueve familias.”
Más
de un milenio después, tras los hechos de la Revolución Francesa, los
enmascarados monjes guerreros llevaban el aviso de la convocatoria a una
reunión de las 9 familias, que se hallaban dispersas en varias partes del mundo.
Cundía la leyenda de un hombre nacido con la marca del diablo, un escorpión en
la piel, fruto de la seducción de un hombre de Dios por parte de una bruja. Un
sacerdote que había recibido esa historia bajo secreto de confesión, moría en
su iglesia en Roma, a manos de los monjes guerreros dirigidos por el Cardenal
Trebaldi.
Poco
después, Trebaldi, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
contrataba los servicios de Mejaï, una envenenadora egipcia para encontrar y
acabar con el hombre que llevaba la marca del infierno, aquel del que se decía
que era “Cínico como un hereje, codicioso como un demonio y mortal como un
escorpión”, además de ser un galán para las mujeres. Este era uno de los
objetivos a cumplir, antes de que las familias se reuniesen para afrontar su
futuro. Cuestionado por uno de los monjes guerreros del porqué no los usaba a
ellos para matar al Escorpión, en vez de a la envenenadora, Trebaldi contestó
que al mal había que combatirlo con el mal, del mismo modo que al bien lo
combatirían con el bien.
El
Escorpión no era un hombre precisamente muy afecto a la Iglesia Católica, pues
su madre había sido sometida a un proceso inquisitorio, sometida a las más
terribles tirturas y condenada a la hoguera, acusada de ser bruja y el mismo
había sido condenado, siendo un bebé, a morir ahogado (lo que no ocurrió por la
aparición de un misterioso salvador que acabo con los encargados de matarlo); y,
por ello, no dejaba de considerarse a si mismo como un ser sin alma o una
criatura condenada a la nada. Obviamente, al fallar el primer intento de acabar
con él por parte de la envenenadora egipcia y enterarse que había recibido
sentencia de muerte por parte del llamado Cardenal Águila, buscó averiguar de
inmediato de quién se trataba, hasta que haciéndose pasar por Armando Catalano
(apellido derivado del de su madre, Magdalena Catalan), un piadoso hombre
católico, supo por la descendiente de la familia Guarini, que se trataba nada
menos que de Trebaldi.
Y
como lo dijo la señora Guarini, Trebaldi no era precisamente una persona con la
que uno quisiera encontrarse, más aún cuando estaba por pasar algo grave en
Roma, bajo la inspiración del temible cardenal. Pero, eso no le importaba al
Escorpión, pues Trebaldi había puesto una orden de muerte sobre su cabeza y él
quería saber porqué, por lo que con su amigo Húsar se dirigieron al Palacio de
la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde luego de enfrentar a los
monjes guerreros, supo donde estaba Trebaldi.
Mientras
tanto, Trebaldi iba en camino del antiguo templo de Hércules Amante, donde se
reuniría con los representantes de las demás familias. Si bien es cierto que no
había buenas relaciones entre las familias, el maquiavélico cardenal sabía que
siempre han sabido dejar a un lado sus odios, para permanecer en el corazón del
mundo, porque solo las 9 familias conocían realmente las reglas del juego.
Ya
reunidos, Trebaldi advertía a los demás que las nuevas ideas surgidas tras la
Revolución Francesa, eran una verdadera amenaza al orden establecido, que no
podían permitir. Allí estaban reunidos los Trebaldi, los Latal, los Guarini,
los Delamorlay, los Cavalieri, los Vaulnay y demás familias y todos coincidían
en que la Iglesia Católica debería ser la que mantuviese el orden; pero, el
Papa era demasiado bonachón para hacerlo y por eso, el plan de Trebaldi era que
sus monjes guerreros matarían al Papa, para luego hacerse nombrar y dirigir una
iglesia dictatorial y autoritaria. Una iglesia a la que todos temieran y
obedecieran. Una iglesia que sería dirigida por un hombre que ni siquiera creía
en Dios.
Y
probablemente, el Escorpión no podría hacer nada al respecto, pues ni bien
llegó al lugar, fue herido con el filo de uno de los cuchillos envenenados de
Mejaï, desplomándose de inmediato, alcanzando a oír tan solo cómo Trebaldi lo
despreciaba como a algo desechable. Escorpión habría muerto, de no ser porque
su fiel amigo Húsar lo siguió, capturó a Mejaï y llevó a ambos a lugar seguro,
donde torturó a la joven mujer para que le diera un antídoto.
Tras
despertar luego de 3 días y reponerse, Escorpión le quitó a Mejaï el cinto en
el que llevaba sus venenos, para poder usarlos para sus fines y procedió a
liberarla, jurando la mujer que ella ya no lo buscaría por encargo del
Cardenal, sino que ya era un asunto personal.
Escorpión
y Húsar entraron subrepticiamente al Palacio Trebaldi, fuertemente resguardado
por los monjes guerreros. Allí, ingresaron al despacho de Trebaldi, donde
Escorpión encontró documentos aparentemente sustraídos del Vaticano, entre
ellos el sumario del proceso de su madre al que le habían sido arrancadas
varias páginas (en las que se revelaba el nombre del sacerdote que sería su
padre, aunque Escorpión asumió que podría ser el que se convirtió en Papa) y
otros que demostraban que el maquiavélico Cardenal seguía todos los pasos del
Papa, revelándose allí, que este solía disfrazarse para salir por las noches a
recorrer solo las calles de Roma. Escorpión dedujo que Trebaldi aprovecharía
esa circunstancia para matar al Papa, por lo que debía advertirle de inmediato.
En eso, fueron descubiertos y debieron enfrentarse de nuevo a los monjes
guerreros para escapar.
Mientras
tanto, Trebaldi tenía todo listo para matar al Papa, con la aceptación de las 9
familias y para evitar sospechas sobre él, esa noche estaría reunido con todos
los cardenales.
Tal
y como acostumbraba, el Papa se vistió de civil y salió procurando que nadie lo
viera, aunque esta vez era vigilado a distancia por la guardia suiza, pues
había preocupación por su seguridad entre quienes conocían de sus andanzas. El
Papa se sentía encerrado en el Vaticano y él pensaba que debía conocer más de
cerca los sentimientos y la opinión del pueblo, para que la iglesia pudiese
ajustarse a sus necesidades. Los ciudadanos se sorprendieron al ver un
movimiento inusitado de los monjes guerreros, a los que todos temían, sin saber
que era tan solo una distracción, pues un grupo de estos iba también detrás del
Papa y del asesino que había recibido el encargo de matarlo, para que pareciese
que fue alguien del pueblo.
Escorpión
consiguió llegar al lugar en el que el Papa se encontraba, gracias a los
documentos que revelaban los lugares que frecuentaba y a que en uno de ellos,
vio congregada afuera a la guardia suiza. Entró sin que lo vieran y se acercó,
fingiendo ser un ciudadano que quería invitarlo a beber una copa de vino y como
el Papa lo reconoció, se fue con él. Ya aparte, hablaron del proceso seguido a
Magdalena Catalan y el Papa admitió que había sido él quien había arrancado las
páginas y se sorprendió al saber de la existencia de un hijo.
El
Escorpión quiso llevarse al Papa a un lugar más seguro; pero, en eso, vio a uno
de los capitanes de los monjes guerreros junto a Mejaï y a la guardia suiza que
ingresaba, así que se dispuso a enfrentar al monje, sin darse cuenta del
asesino que ya estaba en el lugar y que asestó una puñalada mortal al Sumo
Pontífice. El monje guerrero mató entonces al asesino para que no revelase nada
y acusó al Escorpión de ser cómplice y todos los monjes se lanzaron sobre él,
mientras la guardia suiza no intervenía. Finalmente, tanto Mejaï como el
Escorpión conseguían escapar; pero, ni ellos i nadie estarían seguros a partir
de ese momento, pues un demonio llegaría al Vaticano: el Papa Trebaldi, que
buscará construir un imperio alrededor de la iglesia. Una iglesia a la que
todos teman y obedezcan.
Pero
quizás el Escorpión tenga la clave para destronarlo: la cruz invertida de San
Pedro. Trebaldi consigue llegar al papado, afirmando haber encontrado la cruz
de Pedro, aunque Escorpión tiene evidencias que es falsa y hará un largo
recorrido hasta encontrar la verdadera, lo que podría significar derruir los
cimientos del catolicismo, pues hasta donde él sabe… ¡Pedro no fue crucificado
en Roma!
Este
es un resumen de los primeros capítulos de El Escorpión, comic europeo de
acción y suspenso, con un guión dinámico y gran calidad artística, incluyendo
la reproducción de vestuario y arquitectura de la época.
Esta
historia fue publicada en español en formato tomo por Norma Editorial. Imagen
cortesía de colección privada.
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