SUPERMAN VS ALIENS.
Esta
historia fue publicada originalmente en USA como una miniserie de 4 tomos
Prestige por acuerdo entre DC Comics y Dark Horse Comics en 1995. Fue realizada
por Dan Jurgens (guión y dibujo), Kevin Nowlan (tintas), Greg Wright y Android
Images (color).
Desde
hace algunos años, el hombre ha tenido fija su vista en el espacio, en busca de
señales de vida inteligente y por ello, hay no uno, sino varios satélites e
instalaciones vigilando. Por eso, cuando una de las instalaciones de Lexcorp
captó y avistó una sonda espacial que remitía una señal ininteligible de
auxilio, las alarmas saltaron.
Lois
y Clark acudieron al llamado de la Dra. Kimble, jefa del Área de Investigación
Espacial de Lexcorp, quien les explicó que ahora que Lex no estaba al frente
del conglomerado empresarial, la Directiva buscaba mostrar una imagen amigable
y transparente con la prensa.
Kimble
los invitó a acompañarla en un recorrido en helicóptero, en busca de la sonda
que estaba por caer en mar abierto, la que pensaban rescatar para investigarla
y para ello, ya contaban con barcos en la zona. Kimble les contó que la sonda
remitía un mensaje que sus científicos estaban tratando de descifrar.
Clark
afinó su superoído para enfocarlo en captar el mensaje de la sonda y se
sorprendió al escuchar unas frases en… ¡kryptonés! Si era una nave de su mundo
natal, él no podía arriesgarse a que cayese en manos de Lexcorp o de cualquier
otro que pudiera hacer mal uso de la información obtenida, así que concentró su
visión de calor en la maquinaria del helicóptero, sobrecalentándola y obligando
al piloto a aterrizar en la playa de una isla cercana.
Ya
en tierra, Clark consiguió escabullirse y Superman salió volando para
interceptar a la sonda que venía cayendo a gran velocidad, para amortiguar el
impacto e impedir que se dañase y fue entonces que pudo ver varias
inscripciones en kryptonés. El Hombre de Acero llevó luego la sonda hacia uno
de los barcos de rescate, hasta donde llegaron también la Dra. Kimble y Lois.
Kimble intentó persuadir a Superman de apartarse de la sonda; pero, el héroe
tocó en ese momento el artefacto y su mente se inundó con imágenes de un
planeta condenado y cómo sus científicos crearon un domo sobre una ciudad y
colocaron cargas explosivas en puntos clave bajo la misma. Cuando el planeta
explotó, la ciudad fue lanzada al espacio, protegida por el domo. La sonda era
una señal de pedido de auxilio ante la falta de recursos para subsistir.
El
mensaje de la sonda se interrumpió de improviso. La Dra. Kimble exigió que el
Hombre de Acero revelase lo que había visto; pero, temiendo que la tecnología
kryptoniana cayese en manos de Lexcorp, el héroe tan solo reveló que se trataba
de un llamado de emergencia de una ciudad en el espacio y que había que acudir
en su ayuda. Superman indicó que él iría como una avanzadilla y solo después de
asegurarse que todo estuviese en orden, podría ir alguien más. Kimble ofreció
una de sus naves para enviar un grupo a cambio de la tecnología que se
encontrase y Superman insistió en que iría solo y que cuando la científica lo
comprendiese, llegarían a un arreglo.
Días
después, Superman, la Dra. Kimble y Lois (cuya presencia como reportera había
exigido el Hombre de Acero), se encontraban en la estación orbital de Lexcorp,
donde se había puesto a punto una nave espacial, que llevaría al héroe hasta la
ciudad perdida. Superman había acordado con Kimble que sería la primera en
acceder a la tecnología que él trajese y había pedido la presencia de Lois en
la estación espacial, para que informase al público de los descubrimientos.
Mientras
Superman partía en la nave, Kimble hablaba sobre lo importante que era para
Lexcorp un descubrimiento como este, ahora que Luthor ya no estaba y las
ganancias que ello podría significar. Lois la criticó por preferir las
ganancias, mientras la misión de Superman era la de salvar vidas.
En
la nave, Superman meditaba sobre lo que había sido su vida en la Tierra desde
que lo adoptaron los Kent y que a pesar de que ahora pudiese encontrarse con
otros kryptonianos, sus sentimientos hacia su planeta adoptivo, no cambiarían.
Entonces, recordó que él ya se había encontrado con kryptonianos aunque de un
Universo de Bolsillo creado por capricho del Amo del Tiempo, 3 villanos que el
Luthor de esa dimensión liberó y que arrasaron con toda la vida en la Tierra y
Superman tuvo que ejecutarlos, lo que causó un serio trauma en él. Los
pensamientos de Superman se interrumpieron al entrar al hiper-espacio.
Al
salir del hiper-espacio, el Hombre de Acero vio la ciudad que flotaba en el
espacio, protegida por el gran domo y maniobró la nave hasta posarla en la
superficie exterior. Aún allí, había una ligera atmósfera y Superman voló por
lo alrededores en busca de alguna señal de vida; pero, no encontró nada, salvo
unos arañazos en las puertas exteriores del cerramiento que circundaba la
ciudad. El héroe sabía que debía apresurarse, pues la ciudad se hallaba en un
lugar del espacio lejos de un sol y siendo que su cuerpo es como una batería
solar, su energía se iría agotando, De hecho, ya se sentía más débil.
Superman
creyó escuchar algo; pero, no vio nada a su alrededor y luego, enfocó su visión
de rayos X en las puertas donde estaban marcados los arañazos y pudo ver una
barrera como si los habitantes del lugar hubieran querido evitar que alguien
entrase. ¿De quién trataban de defenderse?
Unos
metros más adelante, se topó con un camión volcado, que aparentemente intentaba
huir de algo y halló rastros de sangre. En eso, oyó unos gemidos y al entrar al
camión, encontró a 3 hombres y una mujer apenas con vida y los embarcó en la
nave, disponiendo entonces el piloto automático para que esta los llevase hasta
la estación orbital, donde seguro tendrían más oportunidades de recuperarse.
Avisó a Kimble y le pidió que enviase la nave de vuelta lo más pronto posible.
Kimble le contestó que lo que quería era tecnología, no pacientes. Lois se
quedó preocupada, pues sin la nave, Superman quedaba varado en la ciudad en el
espacio.
Mientras
la nave se alejaba, Superman sobrevoló el área, en busca de alguna posible
pista sobre lo que ocurría y de quién podrían haber estado huyendo los
habitantes del lugar. Vio entonces una especie de cangrejo muerto que tenía
garras y pensó que quizás era lo que había dejado los arañazos en las puertas;
pero, en ese momento no había forma de saberlo. Decidió entonces entrar a la
ciudad, aunque para no abrir un agujero en el domo que podría dañar su
atmósfera, se abrió camino por el subsuelo, hasta que llegó a una caverna,
donde encontró una serie de raras formaciones que al principio pensó que eran
piedras; pero, luego notó que tenían apariencia orgánica y se extrañó, pues en
lo que sabía de Krypton, jamás había sabido de tales cosas. Lo que es más,
sintió que la atmósfera del lugar estaba cargada de muerte.
Superman
siguió explorando la caverna y se topó con una sustancia viscosa que chorreaba
de algunas partes. Al tocarla con sus dedos, sintió que le quemaba; era algo
ácido, definitivamente y lo bastante fuerte como para que él lo sintiera. En
eso, un siseo llamó su atención y una extraña criatura de cuerpo acorazado,
grandes dientes y garras y cola puntiaguda, cayó sobre él de improviso.
El
Hombre de Acero eludió a la criatura e intentó razonar con ella; pero, esta se
lanzó sobre él, rasgando el traje y la piel del héroe para su sorpresa.
Superman decidió entonces no contenerse y golpeó con fuerza a la bestia, que
seguía regresando por más, hasta que él optó por abrir la quijada de la
criatura, posiblemente para desgonzarla y se encontró con que de lo profundo de
las fauces de esta, salía otra que golpeó con tremenda fuerza el cráneo del
héroe haciéndolo sangrar y aturdiéndolo. Superman reaccionó golpeando e
hiriendo a la criatura; pero, la sangre de esta cayó en sus ojos, cegándolo.
Superman
estaba aturdido y sus poderes de visión no servían y la bestia empezó a
azotarlo contra el suelo, hasta que una voz femenina que hablaba kryptonés lo
alertó y tres disparos impactaron en la criatura, que luego fue incinerada con
un lanzallamas. Una joven mujer llamada Kara se acercó y llevó a Superman en
busca de un lugar seguro, pues la roca en la que se hallaba la ciudad, estaba
infestada con al menos dos millones de criaturas. Kara se extrañó de que el
ácido no haya perforado el cráneo de Superman, quien le dijo se llamaba Kal y
él le explicó que tenía varias habilidades que lo protegían, optando por no
decirle que era oriundo de Krypton y que venía de la Tierra, adonde había
llegado la sonda pidiendo ayuda. La joven se sorprendió al saber que las sondas
habían funcionado, pues fueron lanzadas desde Argo City, que así se llamaba el
lugar, antes que ella naciera. La joven encontró unas vendas con las que cubrió
los ojos de Superman, no pudiendo hacer más, pues hacía tiempo que se habían
agotado las medicinas.
Mientras
tanto, en la nave, una criatura emergía del pecho de uno de los habitantes de
Argo City que Superman había embarcado buscando que sobrevivieran. Poco
después, la nave entraba en curso de colisión con la estación orbital de
Lexcorp; pero, la Dra. Kimble consiguió activar los mandos a distancia y la
llevó hasta el hangar, donde luego del proceso de descontaminación. Cuando el
equipo médico pudo acercarse a la nave, cuya cabina ya estaba abierta, vieron
con horror la herida en el pecho de uno de los pacientes, aunque no había
rastro de qué lo había causado, mientras los otros tres parecían estar mal pero
estables. Lois subió luego a la nave y vio que los controles habían sido
destrozados por algo. La reportera no se percató que estaba siendo observada.
En
Argo, Kara y Superman habían encontrado una enfermería aún funcional, donde
ella encontró los medicamentos necesarios para tratar la herida en los ojos del
héroe. Luego, le contó la historia de cómo la ciudad había llegado a tan
trágica situación. Después de un tiempo vagando por el espacio, la ciudad moría
por falta de provisiones y su sociedad colapsaba, cuando vieron con alegría que
un carguero espacial se acercaba; pero, por motivos desconocidos, se estrelló
en las afueras del domo. Los habitantes de Argo exploraron la nave y fueron
extrayendo de ella todo lo útil, cuidándose de no desconectar una cámara
frigorífica donde hallaron congelada a lo que probablemente era una reina de
los monstruosos aliens y que evitaron por precaución. Sin embargo, un tiempo
después, alguien no tan cuidadoso desconectó la unidad de congelación y el
monstruoso ser despertó, empezando una oleada de muerte, al crecer cada vez más
la población de las bestias asesinas, al poner miles de huevos, de los cuales
salían criaturas del tamaño de una mano, que se pegaban a la cara de un posible
“anfitrión”, al que impregnaba con un embrión, que luego salía reventando el
pecho del infectado, matándolo de contado. Superman se horrorizó entonces, al
recordar a la pequeña criatura parecida a un cangrejo, que había visto junto a
la nave que lo trajo a Argo. ¡Ahora, por su culpa, estos seres llegarían a la
estación espacial y de allí a la Tierra y ni qué decir, que la nave nunca
volvería para recogerlo!
Desesperado,
alzó el vuelo para sorpresa de Kara, buscando encontrar alguna nave o
dispositivo que les permitiera escapar. Con todo, tuvo que reconocer a la
joven, que había intentado llegar más alto; pero, la lejanía de un sol, hacía
que sus capacidades estuvieran ya en ese momento, en apenas un 20%.
En
ese mismo momento, en la estación orbital, los temores de Superman empezaban a
cumplirse, cuando la Dra. Kimble y uno de los médicos de la enfermería,
atestiguaban como una criatura emergía del pecho de uno de los recién llegados
y escapaba en busca de refugio. Mientras tanto en el hangar de la nave, Lois
hablaba con uno de los técnicos, intentando averiguar lo que había pasado,
cuando este fue atravesado por la cola de una de las bestias, que ya había
alcanzado su tamaño real. Lois intentó huir; pero, se topó con que las puertas
estaban selladas, pues la computadora había detectado a una entidad desconocida
y se habían activado las alarmas. Según la Dra. Kimble, que lo veía todo desde
una pantalla, no había forma de abrir las puertas, aunque uno de sus asistentes
le dijo a la científica que se podrían abrir manualmente, contestando la mujer
que ni siquiera había escuchado su sugerencia. La reportera consiguió
escabullirse de la bestia y se introdujo en la nave, manipulando los botones
hasta conseguir cerrar la cabina; pero, ella sabía que esta no resistiría mucho
los golpes del alien, así que siguió pulsando los controles, hasta que
consiguió que se abriera el campo de fuerza de la compuerta de salida de la
nave, lo que hizo que el vacío del espacio succionara tanto a la bestia, como a
la nave, que quedó, por suerte, atrapada en la compuerta, justo en el instante
en que el campo de fuerza volvía a sellarse y el alien salía despedido al
espacio.
En
Argo, Kara y Superman escucharon unos disparos y se dirigieron hacia el lugar
de donde venía el sonido. Con gran esfuerzo, Superman llevó a Kara en vuelo y
al llegar al sitio donde los pocos habitantes que quedaban se enfrentaban con
las bestias asesinas, se sintió cansado como un humano normal. Kara le dio un
arma para que la usara y matara a los aliens; pero, el Hombre de Acero se
rehusaba luego de la experiencia traumática que ya había vivído tiempo atrás,
así que decidió usar su fuerza y su visión de calor para combatirlos. Cuando la
feroz batalla terminó, solo quedaban con vida Superman, Kara y otro de los
habitantes de Argo, que murió poco después.
Superman
decidió llevar a Kara a otro lugar; pero, ya no podía volar, sino dar grandes
saltos y la llevó hasta un sitio lo más alto posible. La joven estaba frustrada
y ya no le importaba si moría o no. Solo quería dormir. El Hombre de Acero se
quedó en vigilia y pensando cómo podrían escapar del lugar y qué momento sería
el oportuno para decirle que él también era kryptoniano y que ella podría
adaptarse a vivir en la Tierra; pero, para eso, lo primero era eludir a esas
máquinas de matar.
En
eso, varias explosiones empezaron a sacudir todo el lugar. Las bestias habían
logrado romper el domo, por lo que podrían ingresar a Argo con facilidad y
varias fugas de combustible iniciaron una reacción en cadena. El edificio donde
estaba Superman se derrumbó, enterrándolo entre los escombros. Cuando por fin
pudo salir, quiso buscar a Kara; pero, no pudo hacer más, pues varios aliens se
abalanzaron sobre él, golpeándolo salvajemente hasta dejarlo inconsciente. Al
despertar, se encontró prisionero de una sustancia pegajosa y ante él estaba la
reina alien poniendo huevos. Uno de los huevos eclosionó y salió una criatura
que saltó y se pegó al rostro del Hombre de Acero, empujando algo por su
garganta.
Entretanto,
en la estación orbital, Lois llegó a los exteriores de la enfermería, donde
Kimble y uno de los científicos planeaban aislar a las criaturas que nacerían
de los dos últimos sobrevivientes, para estudiar su invulnerabilidad y las propiedades
de su sangre. Lois le dijo que esas criaturas eran incontrolables; pero, a
Kimble eso le importaba poco. Al ver emerger a las criaturas, Lois irrumpió en
la enfermería, las roció con un aerosol que había sobre una mesa y lanzó un
fósforo encendido, incinerándolas.
En
Argo, varias criaturas rodearon a Superman; pero, una llamarada las apartó,
mientras Kara aparecía usando un dispositivo teletransportador de los que
habían sido extraídos del carguero. La joven liberó al Hombre de Acero y se
dispuso a teletransportarse con él sin conseguirlo, pues la energía del
dispositivo se había agotado. Sin embargo, las bestias no se les acercaban y
más bien se apartaban de ellos, abriéndoles paso. Fue entonces, que ella de dio
cuenta de unas marcas en el rostro del héroe, que denotaban que el embrión
implantado en él, era una reina. Superman dudaba que fuera así, pues se entía
bien y a pesar del pesimismo de la joven, él estaba esperanzado en poder
escapar y llegar cerca de un sol, donde se recargarían sus poderes.
Sin
embargo, para Kara, todo estaba perdido, pues ella también había sido
infestada. Fue entonces que, para animarla, que Superman le dijo que era
kryptoniano y que como ella también lo era, adquiriría poderes como él. Kara se
extrañó y le contó que los habitantes de Argo no eran kryptonianos, sino que
eran nativos del planeta Odiline y su ciudad se llamaba así en homenaje a una
ciudad de Krypton, debido a que mucho tiempo atrás, habían sido visitados por
el llamado Clérigo, que les impartió sus enseñanzas y ellos adoptaron el idioma
y las costumbres kryptonianas. Kara no se explicaba cómo era posible que
Superman hubiera sobrevivido fuera de Krypton, pues sus habitantes estaban
ligados genéticamente al planeta de tal modo, que si intentaban abandonarlo,
morían de la manera más dolorosa, como lo había experimentado el Clérigo tiempo
atrás, al salir de Krypton con 100.000 seguidores, que murieron casi de
inmediato. Superman le dijo que era porque su padre había creado un antídoto
que lo había inoculado en la cánara matriz en la que dejó el planeta.
Kara
estaba más que segura que moriría y le obsequió al héroe una foto de ella
cuando era pequeña, para que la guardara de recuerdo. Ambos coincidían en que
el uno para el otro era lo más cercano eran como familia y Superman estaba
seguro que la joven se adaptaría a la Tierra. En eso, un sonido los alertó de
que las bombas que creaban la atmósfera del lugar se apagaban, así que el
tiempo se agotaba y tenían que encontrar una forma de salir, siendo quizás una
de ellas el buscar medios de escape en el carguero en el que llegaron los
aliens. Kara pudo encontrar unos trajes que los protegerían de los rigores del
espacio y una especie de moto, con la que pudieron burlar a los monstruos,
hasta que llegaron al lugar. Como ella amenazaba al Hombre de Acero con el
lanzallamas, los aliens no se acercaban por temor a que la reina que se
incubaba dentro de Superman, saliera lastimada.
Mientras,
en la estación espacial, una furiosa Dra. Kimble empuñaba un arma con la que
amenazaba a Lois, hasta que uno de los aliens, ya desarrollado, se interpuso
entre ellas y la científica soltó el arma, que la recogió la reportera y
disparó, impactando al monstruo, cuya sangre cayó sobre el hombro de Kimble,
quemándolo. Ambas buscaron refugio, mientras el monstruo escapaba y llegaba al
sitio donde estaba el giroscopio que mantenía estable a la estación orbital,
destruyéndolo y desestabilizando la estación y poniéndola en ruta de colisión
hacia la atmósfera terrestre.
En
Argo, Superman y Kara entraron al carguero, donde se toparon con la reina alien
que seguía poniendo huevos; pero, que no se movió para no dañar a Superman, lo
que fue aprovechado por la joven para descargar el lanzallamas sobre la reina y
sus huevos. Luego, con la ayuda de los poderes de visión de Superman que aún
funcionaban aunque a bajo nivel, encontraron unas cápsulas de escape y un
sistema de transportadores, que Kara comprobó que estaban funcionales. El
problema con las cápsulas es que por la posición del carguero, las salidas
estaban bloqueadas y para ello, había que hacer mover en algo la nave. Superman
se dispuso a hacerlo; pero, Kara sugirió que se quedase, pues él era el único
que podía programar las cápsulas hacia la Tierra y entonces, sería ella quien
fuese hacia la fuente de poder de la nave, para generar una explosión que la
moviera. Superman aceptó; pero, le dijo que en cuanto lo hiciera, buscara el
transportador que debería existir junto a la fuente de poder.
Kara
hizo lo que debía y entró al transportador. Superman conectó las máquinas y
luego, al empezarse a sentir mal, pues algo le oprimía el pecho, entró a la
cápsula y activó el transportador; pero, Kara pensó que no funcionaba (en
realidad, el héroe lo había calibrado para transportar al bicho dentro de la joven
hacia otra parte). Superman volvió a activar el transportador, que sin embargo,
no sirvió de nada, pues en ese momento, una de las bestias lo destrozó y Kara
tuvo que huir.
Superman
no pudo hacer nada más, pues el dolor lo consumía y casi se desmayó. En eso, la
cápsula salió disparada, al tiempo que Argo explotaba y Superman lloró de
impotencia al no haber podido salvar a Kara. La agonía del héroe aumentaba y
estaba a punto de sucumbir, pues el alien pugnaba por salir; pero, justo la
nave salió del hiperespacio y recibió la luz del sol, renovando los poderes de
Superman, que salió de la cápsula para recibir los rayos a plenitud y terminó
vomitando al bicho, que ya había muerto al tratar de salir del cuerpo
invulnerable del Hombre de Acero.
El
héroe vio lo que pasaba con la estación orbital y la estabilizó, ingresando en
el momento exacto en que el alien se abalanzaba sobre Lois y Kimble,
consiguiendo contenerlo, al tiempo que la científica usaba un arma para
incinerar a la bestia.
Luego,
Superman y Lois hablaron y él le contó acerca de la experiencia que había
vivido con Kara y su afecto por ella, lamentando no haber podido salvarla. Lo
que el Hombre de Acero no sabía, es que una cápsula de escape vagaba por el
espacio, con una joven de Argo llamada Kara.
Este
comic fue publicado en español en formato de dos tomos por Editorial Vid de
México, en Noviembre de 1996; y, en formato tomo único por Editora Zinco.
Imagen cortesía de colección privada.
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