¡NO ME ESPÍEN!
Steve
Austin se encontraba entre los asistentes a una conferencia de un Presidente extranjero
que había llegado en una misión de paz. Todos, incluyendo los reporteros y
técnicos de televisión, habían sido registrados al menos dos veces para evitar
que alguien introdujera armas.
Para
mayor seguridad, Steve escudriñaba todo el salón con su ojo biónico en busca de
algo fuera de lugar y al notar que una de las cámaras no emitía sonido alguno y
su visión mejorada no captaba circuito eléctrico en la misma, se lanzó hacia el
líder extranjero para salvarlo del inminente disparo de la “cámara”, que
contenía un lanzagranadas oculto.
Steve
alcanzó a agarrar la granada en el aire y corrió en dirección de la ventana. La
policía pensó que era un agresor y empezó a disparar contra él. Impulsado por
sus piernas biónicas, Austin atravesó la ventana y su brazo biónico lanzó la
granada a gran distancia, donde estalló sin causar daño. En eso, el
“camarógrafo” sacó un arma y la policía lo abatió de un disparo.
Poco
después en la OSI, Steve informaba a Oscar Goldman, quien parecía prestarle
poca atención, pues se estaba probando una nueva camisa. Oscar le comentó a
Steve que esa noche habría una recepción por una Reina de una nación
extranjera, que portaría un vailoso diamante y que la OSI estaba al tanto del
hecho y que en la recepción, habría más agentes de seguridad que invitados.
Steve comentó que él también estaba invitado y que llevaría a su pareja.
Steve
se encontraba con su pareja en la recepción en homenaje a la Reina, cuando hubo
un repentino corte de energía; pero, los generadores de emergencia no se
activaron. Steve dejó a la chica en lugar seguro y se dirigió en busca de la
monarca extranjera. De un salto, llegó al primer piso, donde unos encapuchados
amenazaban a la Reina, para quitarle la joya. Los encapuchados reconocieron a
Steve como si lo hubieran estado esperando. En un rápido movimiento, el Hombre
Nuclear lanzó un jarrón que derribó a uno de los delincuentes, y de inmediato,
dio un salto y golpeó con fuerza las piernas del otro, rompiéndolas. La Reina
estaba sorprendida y agradecida por la acción de Steve y lo invitó a regresar a
la recepción y bailar con ella, ante lo cual la pareja del ex – astronauta tuvo
que contentarse con observar.
Al
día siguiente, Steve aseguraba a Oscar, quien se probaba una nueva camisa, que
la oficina de la OSI estaba siendo espiada. Oscar no lo creyó, afirmando que la
OSI era el lugar más seguro del mundo, lo que fue cuestionado por Steve, quien
le dijo que nadie más sabía que él estaría en la recepción; pero, los
delincuentes estaban enterados.
Sin
embargo, al momento, Steve se retractó y dijo que todo era una broma e informó
a Oscar que con fines investigativos había colocado al agente Tipton como
encubierto para que vigile a la oficina industrial “Élite”. Días después, Oscar
le dijo a Steve que sabía de buena fuente que lo de Tipton se había filtrado y
le dijo que por la seguridad del agente, lo sacara de allí. Steve no contestó,
pues estaba concentrado en revisar minuciosamente la oficina de Oscar y cuando
este le reclamó por no contestarle, el Hombre Nuclear le entregó un papel donde
le indicaba que lo de Tipton era un engaño para demostrar que la oficina estaba
siendo espiada.
Esa
noche, Steve y Oscar concidieron en un restaurante y aunque el Hombre Nuclear
estaba molesto por la actitud de su jefe, aceptó su invitación a tomar un
aperitivo. Al rato, Steve se sintió mal y se desmayó. Oscar se ofreció a
llevarlo a su casa; pero, en realidad lo llevó a que el equipo de la unidad
biónica lo revisara por si tenía algún dispositivo espía, resultando que no
había nada malo en él.
Cuando
Steve despertó, salió en su auto y al ver a Oscar, lo invitó a subir para
conversar, pues no quería hacerlo en la oficina, por sus sospechas de que
estaba siendo vigilada. Lo cierto, es que ambos eran seguidos por un auto y una
avioneta, que captaban todo lo que decían. Al llegar a una playa, bajaron del
auto y Steve dijo que pronto tendrían las pruebas de que estaban siendo
espiados, por orden de Raúl Piritz, jefe de la sección industrial de “Élite”.
Al oír su nombre, Piritz, que se hallaba en el vehículo que seguía a Steve y
Oscar, dio la orden de acallarlos.
La
avioneta dio un giro y se lanzó disparando contra Steve y Oscar. Steve agarró
una piedra de regular tamaño y la lanzó como misil contra la aeronave, que
empezó a caer tras ser impactada. Steve salió corriendo para seguir a la
avioneta y alcanzó a sacar a tiempo al piloto, mientras pedía refuerzos para
capturar a los que iban en el auto. Luego, salió corriendo detrás del vehículo
hasta alcanzarlo y hacerlo detener al romper su parabrisas.
Al
día siguiente, Steve fue a visitar a Oscar, llevando un dispositivo para captar
micrófonos ocultos, comprobando que había uno oculto en su camisa nueva. Era
así como los habían estado espiando. Bromeando, Steve salió de la oficina
recomendando a Oscar no volver a comprar camisas tan baratas.
Este
comic contó con una historia complementaria titulada “Competencia mortal”.
Steve Austin tomaba el nombre de Steve Barnes, integrante del equipo atlético
nacional que competiría en las olimpiadas, para vigilar de cerca a Charlotte
Petrovia, hija de un dictador que era
detestado a nivel internacional, pues se sospechaba que una organización
llamada VOW, atentaría contra ella, causando un incidente internacional y
desprestigiando los juegos.
Este
comic fue publicado en español de manera quincenal, en formato comic grapa por
GRECO Grupo Editor Colombiano, en el # 5 de su colección El Hombre Nuclear.
Imagen cortesía de colección privada.
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