LOS DESTRUCTORES.
Estados
Unidos y la Unión Soviética habían planificado una misión espacial conjunta.
Por tal motivo, se habían venido realizando diversas actividades en distintos
ámbitos y así, atletas de ambos países habían participado en competencias que
animaron la camaradería y artistas rusos se presentaban en USA y los
norteamericanos ante el público ruso.
Steve
Austin se encontraba en Rusia como parte de la tripulación del Apolo que se
encontraría en el espacio con los de la nave Soyuz y había estado con los
cosmonautas, verificando el funcionamiento de esa nave.
El
Coronel Bob Maitland no confiaba en los rusos, pues pensaba que ellos querían
borrar a los norteamericanos del mapa y así se lo dijo a Steve, quien le
contestó que para efectos de la misión, era importante buscar confiar en todo
el equipo. El Capitán Viktor Blatkov llegó en ese momento y les dijo que sus
camaradas Zirotsky y Yalin estaban listos para la misión. Esa noche, ambos
equipos compartieron una cena en el Complejo Espacial de los Montes Urales;
luego, se despidieron momentáneamente, hasta que volvieran a encontrarse en el
espacio.
La
delegación norteamericana regresó a USA y Maitland insistía en sus comentarios
negativos hacia los rusos. Como Steve estaba considerado como reemplazo para
cualquiera de los integrantes de la tripulación del Apolo si algo le ocurría a
alguno, ni bien llegó a Washington DC, fue a las oficinas de la OSI, donde
solicitó a Oscar le facilitara el expediente de Maitland. Sin embargo, luego de
revisar el expediente, no encontró nada fuera de lugar.
Las
sospechas de Austin habían molestado a un grupo de generales del Pentágono, que
pensaban que los rusos tratarían de sabotearlos y por ello pretendían golpear
primero, así que decidieron acallarlo. Al día siguiente, Steve se ejercitaba
corriendo por una playa, sin saber que era acechado por un francotirador; pero,
por casualidad, alzó la vista y su ojo biónico captó la amenaza y puedo eludir
los disparos, hasta caer sobre el agresor. Intentó hacerlo confesar; pero, el
hombre mordió una cápsula con veneno y murió.
Oscar
informó a Steve que el hombre había ingerido cianuro y que no se trataba de un
agente de una potencia extranjera, pues era un Sargento condecorado en Vietnam
y te nía un expediente de seguridad. De hecho, estaba asignado a la seguridad
en el Pentágono. Oscar dijo que existía un grupo denominado “Los
Superpatriotas”, que pretendían declarar la guera a los países que no
estuvieran alineados con USA y que eran liderados por un alto oficial del
Pentágono.
Por
recomendación de Oscar, Steve se dirigió en un avión jet hacia las
instalaciones de la NASA en Houston, para asegurarse que todo estuviese en
orden. Allí, fue recibido por el Dr. Mike Abbott, quien le informó que uno de
los tripulantes Jim Conners, había sido herido un par de horas atrás y se
hallaba en coma en un hospital. Ya que a Steve le tocaba reemplazar a Conners,
Abbott le indicó que el objetivo de la misión era estudiar la radiación solar y
el cinturón alrededor de la Tierra que la limita; y, que al juntarse los
equipos, deberían hacer un estudio en conjunto.
El
“pequeño” detalle, fue que Steve notó que Abbott estaba grabando la
conversación y de hecho, él conocía al verdadero Abbott, por lo que quien
estaba frente a él era un impostor. El falso Abbott le dijo que era parte del
equipo de seguridad de la Soyuz y que había sido enviado para asegurarse que
todo estuviera bien y que el verdadero funcionario de la NASA estaba seguro en
un lugar en Texas; pero, no pudo seguir hablando, pues alguien que estaba
oculto, le disparó desde atrás, matándolo de contado.
Steve
no pudo encontrar al agresor; pero, sí el arma que entregó a los agentes de
seguridad, para que viesen si había alguna posibilidad de encontrar pistas como
alguna huella digital. Austin telefoneó a Oscar para ponerlo al tanto de lo que
había pasado y luego subió al jet para dirigirse a Cabo Kennedy, sintiéndose
cada vez más preocupado, pues a pesar de la presencia del agente ruso, estaba
más que convencido que ellos no iban a dar problemas.
Esa
noche, cenó en Cabo Kennedy con Bob Maitland y el Mayor Swede Jenson, quienes
formarían con él la tripulación del Apolo. Al día siguiente, los 3 subieron al
módulo Apolo acoplado en lo alto de un cohete Saturno V y tras el conteo
regresivo, partieron a su misión. Poco después, les informaron que la Soyuz
también había partido al espacio.
Mientras
tanto en el Pentágono, el Senador Wilkinson y varios militares de alto rango
pertenecientes al grupo de “Los Superpatriotas”, deliberaban sobre las ventajas
que la URSS estaba obteniendo sobre USA y aseguraban que la única forma de
obtener la paz era una guerra nuclear, por lo cual confiaban en la misión
asignada a Maitland.
Cuando
los módulos Apolo y Soyuz se encontraron y acoplaron, el saludo entre Steve
Austin y Viktor Blatkov dio inicio a la misión conjunta. Maitland dijo que
había detectado un problema en un circuito de luz exterior y se aprestó a salir
para tratar de repararlo. Sin embargo, pronto fue claro que no existía tal
problema y Steve se puso el traje espacial para salir a buscarlo.
Al
salir, Steve vio que Maitland había colocado una carga explosiva que haría
volar al Soyuz y provocaría una guerra con la URSS, con la que su grupo
esperaba acabar con sus rivales. Steve avisó por radio a los tripulantes y se
dirigió hacia Maitland, quien intentó atacar con un cuchillo; pero, con tan
mala suerte, que terminó cortando el cable que lo mantenía unido a la nave
espacial.
Austin
quiso ayudarlo; pero, era inútil, pues Maitland se iba alejando hacia lo
profundo del espacio. Antes de dirigirse hacia lo que era su muerte segura,
Maitland confesó y le dio a Steve los nombres de los líderes del grupo. Sus
últimas palabras fueron un ruego a Steve para que detuviese la guerra nuclear.
Para
cuando la cápsula espacial amarizó luego de cumplida la misión, ya todos los
integrantes del grupo habían sido capturados. Todos menos uno… ¡el que quedó
afuera!
Este
comic contó con una historia complementaria titulada “Terror en el paraíso”,
donde un grupo de mercenarios irrumpe en medio de un Congreso Internacional en
el Hotel Coronado en Las Bahamas, para secuestrar a los funcionarios de un
país, a petición de una de las delegadas participantes, que no se imagino que
sus contratados matasen a todos los habitantes de un kilómetro a la redonda,
usando un gas letal. Steve Austin, quien se encontraba como delegado de la OSI
en el Congreso, sería el encargado de vencerlos.
Nota:
Por motivos de fuerza mayor, no va la portada real del comic que contiene esta
historia, pues la misma se dañó años atrás y el interior del comic no cuenta
con indicación alguna del número al que pertenece.
Este
comic fue publicado en español de manera quincenal, en formato comic grapa por
GRECO Grupo Editor Colombiano, en su colección El Hombre Nuclear. Imagen
cortesía de colección privada.
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