Yellow Kid no sabía que él tenía la culpa de aquella batalla mediática; simplemente se limitaba a mostrar su forma redondeada y sus gestos adustos cada domingo en las revistas semanales que acertadamente comenzaban a circular con los más grandes diarios de Nueva York. El poder que alcanzó aquel retrato costumbrista que narraba la vida en un barrio proletario de la ciudad a través de la mirada infantil, hizo que William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer se mortificaran hastal el punto de apostar al mejor dibujante y ofrecer cifras estrafalarias de dinero a sus creadores una y otra vez.
Sin embargo, ninguno de los dos hombres obtuvo la exclusividad y ambos se vieron obligados a publicar domingo a domingo, cada uno por su lado, una nueva aventura ambientada en la cotidiana escena de la clase barrial. El poder del cómic era ese, jugar a no tener dueño y masificar los relatos de modo que, literalmente, estuvieran al alcance de cualquier mano, tanto que aún ahora, años después de que la primera viñeta fuera publicada -y de que el cómic haya pasado por un mal periodo de difusión- existe gente que trabaja a ritmo de superhéroe para que su desaparición como un medio de expresión artístico, intimista, no ocurra.
En Pereira, Colombia, nació uno de ellos. Nelson Zuluaga tiene 35 años y una formación académica que se sostiene en el diseño; se mueve igual de bien entre la creación gráfica y el dibujo arquitectónico y conoce el valor de un lápiz y un papel desde pequeño.
Tenía 8 años cuando empezó a dibujar de lo que conocía, de lo que tenía cerca y siempre buscó tiempo para que sea el cómic el lugar donde se desarrollaran sus ideas. Hizo una pausa por unos años, pasó la adolescencia sin mucha producción pero cuando empezó la universidad decidió retomar ese espacio medio lúdico, medio sórdido, en donde las historias tienen la capacidad de reconstruir espacios enteros a través de su técnica, "...aunque sean dibujos hechos con una modesta tinta china".
Ha publicado historias de su autoría en ediciones colectivas, ha generado espacios interesados en el cómic en su ciudad -es cofundador del CineClub Borges- se contactó también con Calicómic para rondar por toda Colombia hablando de la producción de este medio y también ha participado en ferias relacionadas con el tema para dictar charlas y conferencias sobre la importancia de retomar al cómic como una herramienta que permite reconstruir a la sociedad, darle una identidad y además de eso, universalizar las realidades. "Es que las tiras te dan todas esas posibilidades. Puedas hablar de lo que te pasa a ti, en la esquina de tu casa, pero cuando es un relato muy humano pues sin duda podrá ser leído en todas partes, aunque por personas muy distintas. Hay un cómic iraní muy bueno, que incluso ahora va ser llevado al cine y como ese hay algunos casos; tengo la impresión de que es un lenguaje mucho más poderoso", dice.
Nelson está fascinado con la comicteca de la Biblioteca Municipal, tanto, que bromea con la posibilidad de instalarse en el puerto. Pero es solo un chiste, en realidad no planea moverse de Colombia "...porque al final es una batalla que hay que seguir librando. Nunca te acostumbras a una guerra, por más que tenga tantos años, menos si el asunto es al final económico, pero incluso eso te da posibilidades. En mis trabajos es inevitable el planteamiento político, pero lo hago con la intención sarcástica de que probemos la anarquía como un modo democrático de vida. No desde el caos, sino desde la libertad", explica.
Cree en el lenguaje cómic, lo ve como aquella imagen casada con la literatura que coquetea con la imaginación y actúa como un poderoso generador de fantasías inagotables. Es un hombre que vive de eso y también de gestionar proyectos culturales en su ciudad, de organizar festivales de cine arte para los barrios periféricos; vive de pensar y de creer "...en que las tiras han planteado un modelo artístico que demostró calar en mucha gente. Como Condorito, Memín o la misma Mafalda".
Sabe que algo está pasando y que la gente está interesándose en el cómic, justo antes de que desaparezca, como si fuera un ejercicio esperanzador. "Y eso lo saben las grandes casas editoriales que ahora mismo han puesto sus ojos en estas historias".
Publicado; El Expreso sección Semana, el 2 de Noviembre del 2008
1 comentario:
Te felicito Nelson por difundir la historieta latinoamericana, hacer historietas es para expresar y transmitir lo que uno desea contar.
El cómic es para que se lea para todo el mundo.
Un abrazo, amigo
¡Que viva la historieta!
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