Los dibujantes porteños ya tienen 8 revistas de tiraje mensual circulando en los principales kioscos de la urbe.
Las facciones son finas, casi angelicales. Cabello largo, cuerpo musculoso y una espada que le llega, apoyada en el suelo, hasta la cintura. Sin embargo, Luxor, el personaje de la esta historia, tiene también rasgos demoníacos. Su cuerpo es un mapa poblado de tatuajes tribales y sus alas se asemejan a las de una gárgola.
Y es que la trama de este cómic trata de eso, de un ángel/demonio que puede caminar entre los dos mundos (cielo e infierno), y que podría llegar a ser el salvador o el verdugo de la Tierra.
Sin embargo, la novedad, más que el relato fantasioso y un tanto trillado de este antihéroe, es que Luxor: The New God (el nuevo dios), nace de las manos de Iván Chalén, un dibujante guayaquileño que se suma a la nueva generación de caricaturistas ecuatorianos que poco a poco se toman el mercado de los cómics en nuestro país.
Con un look de “metalero” de los ochenta, cabellera negra y muy larga, la apariencia “dark” de Chalén sobresale de la de los dibujantes y vendedores situados en los stands del centro comercial La Rotonda, donde desde el jueves se realiza la convención “Halloween Comics and Manga Fest”.
Chalén retoca algunos de los trazos de Luxor. Esta publicación, que espera llegar al mercado porteño a mediados del próximo año, se suma a las siete revistas de autores guayaquileños que circulan desde principios y mediados de este año en la mayoría de los kioscos en la urbe.
“Revista Leyendas”, “Silverman”, “Rocko Comics”, “Las aventuras de Distantito”, “Trazos” y “9ª Zone” son algunas de las publicaciones que han sido llevadas al papel de la mano de varios dibujantes porteños.
No obstante, otra de las sorpresas es que esta tendencia parece marcarse en trazos jóvenes. Chalen y ningún miembro de su equipo creativo (Henry Hellwigg y Armando Montero) pasa de los 21 años de edad.
“Este proyecto surgió hace dos años, cuando estábamos en el colegio. Luego de graduarnos hemos tenido más tiempo libre, por lo que ahora pudimos hacer este sueño realidad”, afirma Hellwigg, quien está detrás del libreto de esta historia que, según sus autores, está inspirada en las páginas del Apocalipsis en la Biblia.
Pero, ¿por qué unos recién graduados apostarían por algo que a simple vista no es rentable? El dibujante colombiano Nelson Zuluaga parece tener la respuesta. Predice que el Ecuador podría ser uno de los principales referentes en el mundo de los cómics en Latinoamérica, debido al apoyo y la creación de espacios para difundir esta cultura en Guayaquil.
“Ustedes acá tienen a personas como Melvin Hoyos (uno de los coleccionistas de cómics más grandes de Latinoamérica), que ocupa cargos altos (director de Cultura del Municipio de Guayaquil) y que ayudan a que la cultura del cómic se difunda. Hay buena aceptación y financiamiento, que es lo más difícil de conseguir para sacar una revista adelante”, asegura Zuluaga, refiriéndose a eventos realizados a lo largo de esta semana como el “Halloween Fest” y “Si yo hubiera dibujado a los Pitufos”, efectuado en la Biblioteca Municipal de Guayaquil.
A estos eventos se suma un calendario de actividades que se realizan desde principios de año y que incluyen convenciones de coleccionistas, dibujantes y lectores, que organiza el Cómic Club Ecuador.
Otro de los aportes importantes para impulsar la cultura del cómic ha sido, mediante la gestión de la empresa privada y pública, el explotar la historia ecuatoriana y guayaquileña mediante este tipo de ilustraciones, a manos de caricaturistas guayaquileños, como Kléber Flores.
“Cada revista me tomó tres meses hacerla. Publicaciones como “Fundación de Guayaquil”, “Independencia de Guayaquil” y “Leyendas guayaquileñas” llegaron hasta países como Colombia”, afirma Flores, quien también ha graficado la biografía de José Joaquín de Olmedo y que actualmente trabaja en la historia de Pedro Carbo en un especial de 80 páginas.
“Aquí ya se está derrumbando el estigma de que ser dibujante es ser vago y que no es rentable. El cómic es un medio de comunicación como cualquier otro, simplemente es más didáctico que un libro, eso es lo que hay que aprovechar, que son publicaciones que pueden llegar a cualquier tipo de gente, de cualquier edad”, dice Warner Wallis, dibujante colombiano y creador de “El espanto”, un vigilante ‘yankee’ adaptado en ciudades latinas, como Cali, Guayaquil y Buenos Aires.
Wallis asegura que, a diferencia de Guayaquil, en Colombia los dibujantes no reciben el mismo apoyo, por lo que coincide con su colega Zuluaga en que Guayaquil, a este paso, podría convertirse en un punto de referencia del cómic latinoamericano.
"Aquí ya se está derrumbando el estigma de que ser dibujante es ser vago y que no es rentable"
Tomada de la edición impresa del 01 de noviembre del 2008, Diario El Telegrafo Por: Maximiliano Delgado
Web: http://www.eltelegrafo.com.ec/sociedad/noticia/archive/sociedad/2008/11/01/El-c_F300_mic-crece-y-se-toma-Guayaquil.aspx
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