domingo, 23 de abril de 2017

LLANERO SOLITARIO: EL ATAQUE INDIO.


LLANERO SOLITARIO: EL ATAQUE INDIO.

El Llanero Solitario y su amigo Toro veían cómo la tribu del jefe Alce Gris se desplazaba hacia nuevas tierras, luego de haber negociado con la empresa del ferrocarril, que iba adquiriendo los terrenos por donde pasaría la vía férrea. Pronto, la tribu recibiría el pago de manos de un mensajero del ejército de USA y la paz estaría segura.

Sin embargo, no a todos les importaba la paz, como a un grupo de bandoleros entre los que se incluía el indio renegado Pauni Joe, quien alertaba a sus compinches sobre la llegada de un soldado que trasladaba las instrucciones para el pago y entonces procedieron a emboscarlo, para arrebatarle el documento; pero, justo llegaron el Llanero Solitario y Toro, quienes al ver al soldado caído atacaron a los agresores, aunque estos consiguieron escapar al amenazar que matarían al mensajero.

Luego de atender al soldado y que este continuara su camino, el Llanero Solitario y Toro decidieron seguir el rastro de los bandoleros. Estos buscaban la mejor manera de apropiarse del dinero; pero, como este iba a ser transportado por el ejército, era algo muy arriesgado, así que planearon que Pauni Joe convenciera a la tribu de Alce Gris que no les pagarían y que lo que el convoy llevaría, sería armas para atacarlos.

Siguiendo el rastro de los bandidos, el Llanero y Toro llegaron hasta la aldea de Alce Gris y al acercarse escucharon tambores de guerra. Toro fue a averiguar lo que ocurría y vio a Pauní Joe azuzando a la tribu y buscó hacerlos entrar en razón; pero, el renegado lo hizo ver como si Toro fuese un traidor, por lo que el Llanero tuvo que llegar a rescatar a su amigo.

Toro informó al Llanero que el plan era que los indios atacaran al convoy militar en el sitio llamado Roca Azul. El Llanero Solitario salió en busca del convoy para advertirles, mientras enviaba a Toro hacia el Fuerte Mark en busca del Coronel Corby, con una bala de plata como señal.

Cuando el Llanero Solitario alcanzó el convoy militar, los soldados no quisieron creerle y lo capturaron y el oficial al mando dio la orden de desenmascararlo; pero, el enmascarado consiguió convencerlos que vieran con sus binoculares hacia los montes cercanos, descubriendo que detrás de ellos estaban agazapados muchos indios con pintura y penachos de guerra. El Llanero les dijo que por lo menos habría unos 1000 indios acechándolos y que la mejor salida era dirigirse hacia un fuerte abandonado cercanom donde podrían resistir. El Llanero pidió que el oficial le asignara unos cuantos soldados para detener el avance de los indios, mientras el convoy avanzaba hacia el fuerte.

Ya en el fuerte, los soldados repelían con éxito a los indios, que caían cada vez más ante los certeros disparos de estos. Los bandidos observaban lo que ocurría desde un lugar elevado y se preocuparon, pues si se demoraban más, en el Fuerte Marx empezarían a sospechar que algo pasaba, así que tramaron con la ayuda de Pauni Joe hacer como que eran perseguidos por los indios, para poder entrar al fuerte y conseguir sacar el dinero.

Los bandidos consiguieron ingresar con este ardid y contaron que eran “cazadores” que fueron emboscados por los indios. El oficial a cargo les recomendó descansar en el cobertizo donde se hallaba la diligencia y uno de los acompañantes del convoy, un hombre de apariencia apocada, llamado Hugo Ross, se ofreció a acompañarlos. Todo esto era observado por el Llanero Solitario.

Al rato, los indios empezaron a atacar con flechas incendiarias, que curiosamente no alcanzaban a llegar al fuerte. Sin embargo, un incendio comenzó en el cobertizo, aparentemente “alcanzado” por una flecha. El Llanero sospechó y se dirigió hacia el lugar, encontrando que el portón posterior del fuerte estaba abierto; luego, oyó unos disparos que salían del cobertizo y vio cómo salía la diligencia, conducida no por el cochero, sino por uno de los hombres que habían entrado al fuerte hace poco y los demás iban en el interior con el dinero.

El Llanero se lanzó sobre la diligencia y desarmó de un certero disparo a uno de los hombres que estaba en el interior; luego, noqueó al que conducía el vehículo y giró para regresar al fuerte, siendo perseguido por los indios, que regresaban para atacar el fuerte, aunque respiró aliviado al oir la corneta de las tropas que llegaban del Fuerte Mark guiadas por Toro. Al llegar de nuevo al fuerte, el Llanero avisó al oficial a cargo que los hombres habían intentado robarse el dinero que era para la tribu de Alce Gris; sin embargo, uno de los hombres llamado Cole, bajó, aduciendo que había sido obligado por los otros, aunque había conseguido eliminar al espía, de quien dijo era Hugo Ross, antes de salir (de allí los disparos) y que luego que el Llanero desarmara a uno, había conseguido acabar con los demás hombres.

En eso, apareció Ross, que no estaba muerto, sino herido y Cole quiso dispararle; pero, el Llanero lo desarmó con un tiro certero. El Llanero dijo entonces que Ross era un alguacil federal al que ya conocía y este dijo que había tenido que fingir ser un hombre apocado, para seguir a Cole, de quien sospechaba.

Sin embargo, no todo estaba arreglado, pues aún había que evitar que las tropas del Fuerte Mark atacaran a los indios y hubiera más bajas que lamentar. El Llanero salió del fuerte y alcanzó a las tropas y tras explicar lo que ocurría, se dirigió junto al Coronel Corby en busca de Alce Gris, portando banderas blancas, aclarando todo, con lo cual la paz llegó y los indios se retiraron hacia sus nuevas tierras.

Mientras el Llanero Solitario y Toro se alejaban, uno de los soldados preguntó quién era el hombre que había evitado una gran tragedia. El Coronel Corby le mostró la bala de plata… ¡era el Llanero Solitario!

El comic en español contó con una historia complementaria del Joven Halcón, quien vivía una nueva aventura junto a su amigo Pequeño Ciervo y su perro “Guerrero”, al salvar a un grupo de mujeres indias del ataque de exploradores de la tribu de los Hurones y luego, del ataque de una osa que sintió que los extraños amenazaban a su cría. Las mujeres invitaron a los aventureros a pasar la noche en su aldea.

Esta historia fue publicada en español en formato comic grapa en el #  98 de la colección abierta del Llanero Solitario de EPUCOL (Ediciones y Publicaciones de Colombia Ltda.), por convenio con Editorial Novaro, el 18 de Octubre de 1976. Imagen cortesía de colección privada.

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