lunes, 5 de diciembre de 2016

KORAK: EL SEÑOR DE PAL-UL-DON.


KORAK: EL SEÑOR DE PAL-UL-DON.

Esta historia fue publicada originalmente en Korak Son of Tarzan # 48 USA (Octubre de 1972) y fue realizada por Len Wein (guión) y Frank Thorne (arte).

Era de noche y el habitual bullicio nocturno de la selva se había apagado. Los animales habían huido ante la presencia de unos hombres con cola, algunos de piel cobriza y otros de piel azul, que acechaban el campamento de unos mercaderes de oro y de pronto, se abalanzaron sobre los sorprendidos comerciantes, que poco pudieron hacer ante ellos.

Los extraños seres aprovecharon para robar cuanto pudieron de la valiosa mercadería y huyeron de inmediato, con excepción de una hembra, que quiso llevar lo más posible y fue atrapada. La mujer hablaba un extraño idioma y los mercaderes no entendían lo que decía y la amenazaban con sus armas.

La mujer gritó y su grito fue escuchado por Korak, quien viajó entre las ramas de los árboles hasta llegar al lugar y se interpuso entre ellos, luchando con los mercaderes y liberándola, para luego llevársela por entre las ramas.

Ya en lugar seguro y reconociendo que la mujer era de la raza de los Ho-Don del valle perdido de Pal-Ul-Don, Korak le habló en su idioma y ella, que se llamaba Lon-A-Lo, le contó que el Gran Señor de ese mítico lugar los obligaba a conseguir oro. En eso, fueron sorprendidos por el resto de su grupo, liderado por Po-Den, quien amenazó a Korak, pensando que era uno de los captores de la chica.

Lon-A-Lo les dijo que Korak la había salvado. Korak les pidió que le contaran más acerca del Gran Señor de Pal-Ul-Don y así, Po-Den comentó que había llegado en una enorme ave de fuego, que su mano despedía rayos y que tenía cautivos a sus hijos, para obligarlos a obedecer.y conseguir oro para fundir una enorme efigie en su honor. Korak se ofreció a acompañarlos y ayudarlos a resolver su problema.

Mientras tanto, Jad-Ben-Oto, el Gran Señor de Pal-Ul-Don, recorría sus dominios montando en un Gryf domesticado (dinosaurio similar al triceratops) y guiado por un Tor-O-Don, homínido cuya raza había jurado lealtad al tirano y le informaba que los esclavos estaban empezando a rebelarse, por lo que darían grandes problemas.

Jad-Ben-Oto no estaba de acuerdo y se bajó de la enorme bestia, caminando hacia la estructura donde se vertía el oro fundido en un crisol que se hallaba en el cráter del volcán cercano. Al acercarse, un obrero Ho-Don se lanzó sobre el tirano con un cuchillo en mano buscando matarlo; pero, este sacó una ametralladora y lo mató de contado. A los demás Ho-Dons, no les quedó más que vitorear al Gran Señor de Pal-Ul-Don, atemorizados por la prueba de su poder.

Korak y el grupo de Ho-Dons continuaba su viaje hacia Pal- Ul-Don y luego de pasar el Desierto de las Espinas, se internaron en el Mar Brumoso, donde fueron atacados por una enorme bestia marina, que destruyó la frágil embarcación y habría acabado con todos, de no ser por la reacción del joven de la jungla, que clavó una lanza en uno de los ojos del animal, que huyó cegado y gritando de dolor. Tras llegar a la orilla, siguieron su camino hacia las montañas que ocultaban el valle.

Al llegar, los Ho-Dons mostraron a Korak las cuevas donde los Tor-O-Dons mantenían encerrados a las mujeres, niños y ancianos. Continuaron su camino y entraron al cráter del volcán, por donde se podía acceder a las cuevas. Korak preguntó porque entonces la gente no salía por el mismo cráter, Lo que ocurría es que si bien la ceniza que había en el cráter permitía bajar deslizándose; pero, no ofrecía una superficie firme para subir.

Todos se alegraron al ver regresar a Po-Den y su grupo y más cuando supieron que Korak había venido a ayudarlos. Korak gritó llamando a los guardias y estos lo llevaron ante Jad-Ben-Oto, quien se sorprendió a conocer al hijo de Tarzán, de quien creía era un mito. Jad-Ben-Oto dijo ser el Doctor Oliver Kent, conocido como “El horror de Londres” por su rostro deforme, el cual cubría con una máscara dorada. Había decidido vivir como un ermitaño lejos de la civilización, cuando el motor de su avión falló y cayó en el valle, donde sus habitantes lo tomaron por un dios y como tal, ahora se hacía construir su efigie.

Pero Korak no vería la obra acabada, pues Jad-Ben-Oto dio la orden que el joven sea traslalado a una gigantesca arena, donde Korak debió enfrentarse a un Gryf, al que sin embargo pudo vencer dislocándole las facuces. Luego, Korak incitó al pueblo Ho-Don a revelarse, pues Jad-Ben-Oto no era un dios, sino un hombre común.

Los Ho-Dons se pusieron en pie de lucha y enfrentaron a Jad-Ben-Oto y a los Tor-O-Dons; pero, tenían las de perder ante la ametralladora del Dr. Kent. Korak se lanzó sobre él para desarmarlo y en el forcejeo le quitó la máscara, quedando horrorizado por el rostro deforme del tirano, quien aprovechó el momento para intentar huir.

Jad-Ben-Oto corrió hacia el molde de su efigie y lo hizo ceder, viéndose su rostro ya formado; pero, como aún caía oro líquido ardiente, este se derramó sobre Kent, matándolo de contado. Como mudo testigo, quedaba el monumento a la locura de Kent, mientras el pueblo Ho-Don recuperaba su libertad.

Este comic fue publicado en español en formato comic grapa por Editorial Novaro, en el # 3 de la colección de Korak El hijo de Tarzán, el 18 de Abril de 1975. Imagen cortesía de colección privada.

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