Definitivamente es grato en nuestros momentos de ocio o luego de una agotadora jornada de trabajo, sentarse en su sillón preferido y sumergirse en un mundo que no tiene límites. Y no solo eso, mucho se ha dicho al respecto de las ventajas que tiene para el cerebro el leer comics, pues la configuración particular del comic, por medio de viñetas que combinan gráficos y texto, hace trabajar los dos hemisferios del cerebro, lo cual es un excelente ejercicio para este órgano del cuerpo, que como todos, necesita ejercitarse. Y ello conlleva, además, a un mayor desarrollo de la imaginación, así como de la percepción de los detalles.
A estas alturas, alguien se preguntará, ¿qué tiene que ver toda esta perorata con el título del presente artículo? Pues mucho, porque solo el hábito ordenado y profundo de lectura, nos va llevando al descubrimiento de una serie de detalles, que probablemente de otra forma jamás veríamos; y, el comic, es un universo ilimitado de detalles que podemos descubrir.
Hace algunos años (alrededor de 7), adquirí por medio de un amigo que viajó a España, un par de tomos con material que hasta muy poco antes, había permanecido inédito en dicho país sobre los 4 Fantásticos y que correspondía a los números que quedaron entre la edición de Vértice y la de Forum. Estos tomos, los números 1 y 2 de la colección Tesoros Marvel de Forum, reunían los # 176 a 190 de The Fantastic Four, con excepción del 180, que era una reedición del 101.
En los # 185 y 186 de The Fantastic Four (Agosto y Septiembre de 1977, por Len Wein y George Pérez), los 4F debían viajar a un misterioso pueblo oculto llamado New Salem, buscando rescatar a Franklin, el hijo de Reed y Sue, y a su niñera Agatha Harkness, que habían sido secuestrados de manera extraña. Allí, eran recibidos cordialmente por el Alcalde de la comunidad, Nicholas Scratch.
La cordialidad, sin embargo, desapareció al descubrir los 4F que todo era un engaño y que la aparentemente pacífica comunidad era un pueblo habitado por brujos, del que años antes había salido Agatha buscando vivir una vida de normalidad. Sin embargo, la comunidad, empujada por las maquinaciones de Scratch, había decidido declarar traidora a Agatha por revelar la existencia de los brujos a la humanidad y condenarla a muerte, y con ella, a todos aquellos con los que se había relacionado, empezando con los 4F.
Al final, Scratch era castigado por su propio pueblo, al darse cuenta que todo era un invento suyo, pues Agatha jamás había revelado nada acerca de su pasado. La última viñeta del # 186 guardaba aún una sorpresa final, al admitir Agatha que Scratch... ¡era su hijo!
Scratch volvería a aparecer en los # 222 y 223 de The Fantastic Four (Septiembre y Octubre de 1980, por Doug Moench y Bill Sienkiewicz), cuando poseyó la mente del pequeño Franklin, para obligar a Agatha y los 4F a volver a New Salem y destruirlos.
Hasta aquí, todo aparentemente normal. Hace poco, sin embargo, adquirí lo que considero una verdadera joya para mi colección, los 35 tomos de la Biblioteca Marvel 4 Fantásticos, que abarca del # 1 al 231 de The Fantastic Four, incluyendo Anuales y varios crossovers (de esta colección se habló en un artículo anterior). Al leerla, volví a toparme con los # 185 y 186 y fue entonces que me di cuenta que el nombre de Nicholas Scratch me sonaba a algo conocido y no precisamente por haberlo leído en los 4F.
Fue entonces que recordé que ese mismo nombre estaba ligado a la macrosaga “Tierra de Nadie” en Batman. A todo esto, a pesar de ser una saga que se publicó en USA en 1999 y que ya en el 2000 estuvo disponible en español (editoriales Vid, bastante incompleta y Norma, bastante más completa), la carencia de comics en nuestro medio durante esa época y al menos hasta el 2005, llevó a que solo recientemente pueda adquirirla y leerla, aunque estoy por volverla a leer, puesto que adquirí la versión completista de Planeta de Agostini (el único fallo de la edición de Planeta es que omitieron publicar Camino a Tierra de Nadie, lo cual he subsanado con los que ya tenía en mi colección original).
Pues bien, Nicholas Scratch hace su aparición en Azrael Agent of the Bat # 47 (Diciembre de 1998, por Denny O’Neil y Roger Robinson), revista que se publicó ese mes en formato flipbook con Batman Shadow of the Bat # 80 (Diciembre de 1998, por Alan Grant y Mark Buckingham) y que daba inicio a Road to No man’s land (Camino a Tierra de Nadie).
En ese número, Azrael (para los despistados, no, no es el gato de Gargamel, así que no salen Los Pitufos), recibía por parte de Batman la misión de proteger la vida del Senador Esterbrook Halivan, “único hombre en el Congreso que lucha por conseguir el dinero que necesitamos para reconstruir la ciudad” (recuerden que Gotham había sido destruida por un devastador terremoto).
Oracle le informa a Azrael que Scratch era un astrónomo que había conseguido su doctorado a los 21 años, cuya vida y apariencia personal era un desastre. Una noche, mientras hacía observaciones por su telescopio, fue alcanzado por una extraña luz azul. Meses después, Scratch reaparecía totalmente cambiado, alto y delgado, irresistible a las mujeres y se convirtió en un extravagante cantante de rock, con banda propia y cosechando 3 discos de oro. Además, decidió formar una nueva religión llamada “La Iglesia de la Espada Azul”, cuyos seguidores utilizan máscara de diablo.
Scratch asesina a Halivan y a lo largo de la saga (que comprende algo más de 60 capítulos distribuidos entre todos los títulos relacionados con Batman), se revela que su plan es asegurar la ruina total de Gotham, para lo cual, además, sus secuaces intentan asesinar a Bruce Wayne y al Comisionado Gordon, así como quemar lo que queda de la ciudad, para lo cual liberan de la cárcel a Firefly.
Hasta aquí, todo aparentemente normal. Hace poco, sin embargo, adquirí lo que considero una verdadera joya para mi colección, los 35 tomos de la Biblioteca Marvel 4 Fantásticos, que abarca del # 1 al 231 de The Fantastic Four, incluyendo Anuales y varios crossovers (de esta colección se habló en un artículo anterior). Al leerla, volví a toparme con los # 185 y 186 y fue entonces que me di cuenta que el nombre de Nicholas Scratch me sonaba a algo conocido y no precisamente por haberlo leído en los 4F.
Fue entonces que recordé que ese mismo nombre estaba ligado a la macrosaga “Tierra de Nadie” en Batman. A todo esto, a pesar de ser una saga que se publicó en USA en 1999 y que ya en el 2000 estuvo disponible en español (editoriales Vid, bastante incompleta y Norma, bastante más completa), la carencia de comics en nuestro medio durante esa época y al menos hasta el 2005, llevó a que solo recientemente pueda adquirirla y leerla, aunque estoy por volverla a leer, puesto que adquirí la versión completista de Planeta de Agostini (el único fallo de la edición de Planeta es que omitieron publicar Camino a Tierra de Nadie, lo cual he subsanado con los que ya tenía en mi colección original).
Pues bien, Nicholas Scratch hace su aparición en Azrael Agent of the Bat # 47 (Diciembre de 1998, por Denny O’Neil y Roger Robinson), revista que se publicó ese mes en formato flipbook con Batman Shadow of the Bat # 80 (Diciembre de 1998, por Alan Grant y Mark Buckingham) y que daba inicio a Road to No man’s land (Camino a Tierra de Nadie).
En ese número, Azrael (para los despistados, no, no es el gato de Gargamel, así que no salen Los Pitufos), recibía por parte de Batman la misión de proteger la vida del Senador Esterbrook Halivan, “único hombre en el Congreso que lucha por conseguir el dinero que necesitamos para reconstruir la ciudad” (recuerden que Gotham había sido destruida por un devastador terremoto).
Oracle le informa a Azrael que Scratch era un astrónomo que había conseguido su doctorado a los 21 años, cuya vida y apariencia personal era un desastre. Una noche, mientras hacía observaciones por su telescopio, fue alcanzado por una extraña luz azul. Meses después, Scratch reaparecía totalmente cambiado, alto y delgado, irresistible a las mujeres y se convirtió en un extravagante cantante de rock, con banda propia y cosechando 3 discos de oro. Además, decidió formar una nueva religión llamada “La Iglesia de la Espada Azul”, cuyos seguidores utilizan máscara de diablo.
Scratch asesina a Halivan y a lo largo de la saga (que comprende algo más de 60 capítulos distribuidos entre todos los títulos relacionados con Batman), se revela que su plan es asegurar la ruina total de Gotham, para lo cual, además, sus secuaces intentan asesinar a Bruce Wayne y al Comisionado Gordon, así como quemar lo que queda de la ciudad, para lo cual liberan de la cárcel a Firefly.
Pero el detalle más importante es el que se revela cuando al hacer la autopsia de uno de los secuaces muertos de Scratch, se descubre que todos han sido manipulados genéticamente, alterando órganos internos, músculos y estructura craneal, resultando que ninguno usaba máscara... ¡sino que los rostros de diablo eran reales!
Dado el continuo ir y venir de guionistas y dibujantes de una editorial a otra, no es extraño que encontremos semejanzas en la apariencia o poderes de personajes de diferentes editoriales. Así, por ejemplo, los integrantes de la Guardia Imperial de los Shi’Ar (Marvel), son una remembranza de la Legión de Superhéroes (DC) y esto porque Dave Cockrum había trabajado como dibujante de los legionarios durante un buen tiempo; y, de hecho, el personaje Nightcrawler que él y Chris Claremont presentaron en Uncanny X-Men (mismo título en que aparecieron por primera vez los Shi’Ar), había sido propuesto por Cockrum para la Legión, pero DC no aceptó.
Sin embargo, en el caso de Scratch, curiosamente, lo que coincide es su identidad civil y el hecho de que ambos, tienen una estrecha relación con lo sobrenatural. Claro que coincidencia de nombres ya ha habido antes, por ejemplo, Scarecrow de DC (Jonathan Crane, villano cuya arma es el miedo) y Scarecrow de Marvel (Ebenezer Laughton, ladrón y espia).
Casos como este, ejemplifican la cantidad de detalles que uno puede encontrar en el comic, tan solo con fijarse un poco más en lo que muestran las viñetas. En algún próximo artículo, volveremos sobre el tema.
¡EL COMIC ES CULTURA!
Comic Club de Guayaquil
Teléfonos:
Presidencia: 097361331
Vicepresidencia: 097970035
Tesorería: 083156888
Artistica: 085791680
RR.PP.: 094382819
Dado el continuo ir y venir de guionistas y dibujantes de una editorial a otra, no es extraño que encontremos semejanzas en la apariencia o poderes de personajes de diferentes editoriales. Así, por ejemplo, los integrantes de la Guardia Imperial de los Shi’Ar (Marvel), son una remembranza de la Legión de Superhéroes (DC) y esto porque Dave Cockrum había trabajado como dibujante de los legionarios durante un buen tiempo; y, de hecho, el personaje Nightcrawler que él y Chris Claremont presentaron en Uncanny X-Men (mismo título en que aparecieron por primera vez los Shi’Ar), había sido propuesto por Cockrum para la Legión, pero DC no aceptó.
Sin embargo, en el caso de Scratch, curiosamente, lo que coincide es su identidad civil y el hecho de que ambos, tienen una estrecha relación con lo sobrenatural. Claro que coincidencia de nombres ya ha habido antes, por ejemplo, Scarecrow de DC (Jonathan Crane, villano cuya arma es el miedo) y Scarecrow de Marvel (Ebenezer Laughton, ladrón y espia).
Casos como este, ejemplifican la cantidad de detalles que uno puede encontrar en el comic, tan solo con fijarse un poco más en lo que muestran las viñetas. En algún próximo artículo, volveremos sobre el tema.
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