miércoles, 9 de agosto de 2017

FANTOMAS EN NUEVA YORK.


FANTOMAS EN NUEVA YORK.

El personaje Fantomas es una mente criminal que fue protagonista de una serie de novelas policiacas francesas, creado en 1911 por Marcel Allain y Pierre Souvestre. El personaje apareció en 32 novelas escritas por ambos autores y en 11 más creadas por Allain tras la muerte de Souvestre. En años posteriores, fue adaptado al cine, televisión e historieta.

A partir de 1966, Editorial Novaro de México empezó a publicar el comic “Fantomas la amenaza elegante” hasta 1985 y posteriormente, Vid retomó su publicación, lo que hizo hasta 1996. “Fantomas en Nueva York” fue dibujada por Rubén Lara, su artista clásico.

El Grand National Bank de Nueva York se preparaba para la inauguración de sus nuevas instalaciones, equipadas con la más moderna tecnología. Había gran expectativa entre sus directivos por el diseño y funcionalidad de la nueva edificación; pero, más aún, en el diseño de su caja fuerte, que consideraban imposible de robar. Uno de los agentes de Fantomas estaba al tanto por ser amigo de uno de los funcionarios del banco y haciendo uso de sus conexiones, le consiguió una invitación para la gran inauguración, con un nombre falso.

Fantomas usó uno de sus aviones más veloces para viajar a Nueva York y disfrazado como un ejecutivo, hizo una visita guiada junto a la prensa e invitados especiales, conociendo las instalaciones del banco y lo que más le interesaba, las características de la caja fuerte, que fueron mostradas en un documental, pues se trataba del mayor orgullo de la entidad: La caja fuerte estaba construida con paredes de acero de 40cm de espesor, imposible de cortar con un soplete y estaba sostenida entre 4 columnas, suspendida a 2m sobre el nivel del suelo; la combinación para abrirla constaba de 86 cifras que se cambiaba cada día, por medio de un dispositivo electrónico que perforaba una tarjeta en la oficina del cajero principal, que era el encargado de colocarla todos los día a las 8h00 y si por algún motivo esto no ocurría, un sistema de alarmas avisaba al Director General del Banco, quien con su llave retiraba la tarjeta y la colocaba en su lugar; y, como detalle adicional, la caja estaba rodeada por un sistema de cámaras y de alarmas que alertarían de cualquier anomalía y si acaso algún pillo intentaba volarla, se emitirían vibraciones que activarían el sistema de dichas alarmas.

Fantomas vio que era una empresa difícil; pero, no se arredró y pidió a uno de sus agentes que recabara cierta información que necesitaba y que cuando la tuviera, se la remitiera a París. Cuando la amenaza elegante recibió la información requerida y la revisó, vio que sí era posible robar el banco, así que procedió a redactar una carta que fue remitida al Director General del Grand National Bank, advirtiéndole que su caja fuerte no era tan segura como se decía.

Cuando el Director del banco recibió la carta, se alarmó al ser Fantomas el que la enviaba y mandó llamar a los constructores de la caja fuerte, quienes le aseguraron que no había de que preocuparse y que no era recomendable llamar a la policía, pues eso daría un mensaje negativo y de inseguridad al público y asumieron que lo que quería Fantomas era hacerse algo de publicidad.

Un mes después, Fantomas volvió a Nueva York y envió un telegrama al Director General del Grand National Bank, advirtiéndole que tuviese cuidado con los apagones, lo que causó hilaridad entre la directiva por la nueva fanfarronada de Fantomas, pues ni aunque hubiese un apagón podría ser robada la caja fuerte.

Pasaron los días y el telegrama de Fantomas pasó al olvido, cuando se dio un repentino apagón y hasta que se encendieron los generadores habían pasado dos minutos y treinta y dos segundos, tiempo que no le habría servido de nada a la amenaza elegante. Poco después, la secretaria del Director le informó que el apagón era generalizado en la ciudad de Nueva York y de hecho, cuando subió a su auto para volver a casa, la energía eléctrica no se había restablecido.

Ya en camino, las luces volvieron a encenderse y tanto el Director como el chofer notaron que todos los anuncios luminosos tenían el nombre de Fantomas, por lo que el ejecutivo pidió volver de inmediato al banco, pues tenía un mal presentimiento. Ya de regreso, pidió que abrieran la caja enseguida y se encontraron con una letra F pintada en una de las paredes junto con una nota y un horamen en un costado. Obviamente, la caja había sido vaciada.
En la nota, Fantomas indicaba que solo el ingenio humano podía superar a algo construido por el ingenio humano y que por ello, se dedicó a estudiar las opciones para conseguir su cometido. Fantomas había conseguido los planos del alcantarillado de la zona del banco, que le mostraba cómo llegar justo debajo de la edificación y que ya allí, usó un láser para ahuecar una de las columnas, por cuyo interior escaló y llegó a la caja fuerte, a la que ingresó creando el horamen a partir de la columna. El apagón no lo había hecho para que le sirviera en el atraco, pues los generadores no le darían el tiempo suficiente, sino para aprovechar de conseguir que en todos se reflejase su nombre y así publicitarse.

Poco después, ya en París, le confesaba a su fiel gato Yago que había sugerido a su agente en Nueva York retirar su dinero del Grand National Bank, por considerarlo poco seguro.

Esta historia fue publicada en español en formato grapa en el # 118 de la colección Tesoro de Cuentos Clásicos de Editorial Novaro el 1 de Junio de 1967. Imagen cortesía de colección privada.

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