domingo, 22 de enero de 2017

SUPERMAN VS ALIENS.


SUPERMAN VS ALIENS.

Esta historia fue publicada originalmente en USA como una miniserie de 4 tomos Prestige por acuerdo entre DC Comics y Dark Horse Comics en 1995. Fue realizada por Dan Jurgens (guión y dibujo), Kevin Nowlan (tintas), Greg Wright y Android Images (color).

Desde hace algunos años, el hombre ha tenido fija su vista en el espacio, en busca de señales de vida inteligente y por ello, hay no uno, sino varios satélites e instalaciones vigilando. Por eso, cuando una de las instalaciones de Lexcorp captó y avistó una sonda espacial que remitía una señal ininteligible de auxilio, las alarmas saltaron.

Lois y Clark acudieron al llamado de la Dra. Kimble, jefa del Área de Investigación Espacial de Lexcorp, quien les explicó que ahora que Lex no estaba al frente del conglomerado empresarial, la Directiva buscaba mostrar una imagen amigable y transparente con la prensa.

Kimble los invitó a acompañarla en un recorrido en helicóptero, en busca de la sonda que estaba por caer en mar abierto, la que pensaban rescatar para investigarla y para ello, ya contaban con barcos en la zona. Kimble les contó que la sonda remitía un mensaje que sus científicos estaban tratando de descifrar.

Clark afinó su superoído para enfocarlo en captar el mensaje de la sonda y se sorprendió al escuchar unas frases en… ¡kryptonés! Si era una nave de su mundo natal, él no podía arriesgarse a que cayese en manos de Lexcorp o de cualquier otro que pudiera hacer mal uso de la información obtenida, así que concentró su visión de calor en la maquinaria del helicóptero, sobrecalentándola y obligando al piloto a aterrizar en la playa de una isla cercana.

Ya en tierra, Clark consiguió escabullirse y Superman salió volando para interceptar a la sonda que venía cayendo a gran velocidad, para amortiguar el impacto e impedir que se dañase y fue entonces que pudo ver varias inscripciones en kryptonés. El Hombre de Acero llevó luego la sonda hacia uno de los barcos de rescate, hasta donde llegaron también la Dra. Kimble y Lois. Kimble intentó persuadir a Superman de apartarse de la sonda; pero, el héroe tocó en ese momento el artefacto y su mente se inundó con imágenes de un planeta condenado y cómo sus científicos crearon un domo sobre una ciudad y colocaron cargas explosivas en puntos clave bajo la misma. Cuando el planeta explotó, la ciudad fue lanzada al espacio, protegida por el domo. La sonda era una señal de pedido de auxilio ante la falta de recursos para subsistir.

El mensaje de la sonda se interrumpió de improviso. La Dra. Kimble exigió que el Hombre de Acero revelase lo que había visto; pero, temiendo que la tecnología kryptoniana cayese en manos de Lexcorp, el héroe tan solo reveló que se trataba de un llamado de emergencia de una ciudad en el espacio y que había que acudir en su ayuda. Superman indicó que él iría como una avanzadilla y solo después de asegurarse que todo estuviese en orden, podría ir alguien más. Kimble ofreció una de sus naves para enviar un grupo a cambio de la tecnología que se encontrase y Superman insistió en que iría solo y que cuando la científica lo comprendiese, llegarían a un arreglo.

Días después, Superman, la Dra. Kimble y Lois (cuya presencia como reportera había exigido el Hombre de Acero), se encontraban en la estación orbital de Lexcorp, donde se había puesto a punto una nave espacial, que llevaría al héroe hasta la ciudad perdida. Superman había acordado con Kimble que sería la primera en acceder a la tecnología que él trajese y había pedido la presencia de Lois en la estación espacial, para que informase al público de los descubrimientos.

Mientras Superman partía en la nave, Kimble hablaba sobre lo importante que era para Lexcorp un descubrimiento como este, ahora que Luthor ya no estaba y las ganancias que ello podría significar. Lois la criticó por preferir las ganancias, mientras la misión de Superman era la de salvar vidas.

En la nave, Superman meditaba sobre lo que había sido su vida en la Tierra desde que lo adoptaron los Kent y que a pesar de que ahora pudiese encontrarse con otros kryptonianos, sus sentimientos hacia su planeta adoptivo, no cambiarían. Entonces, recordó que él ya se había encontrado con kryptonianos aunque de un Universo de Bolsillo creado por capricho del Amo del Tiempo, 3 villanos que el Luthor de esa dimensión liberó y que arrasaron con toda la vida en la Tierra y Superman tuvo que ejecutarlos, lo que causó un serio trauma en él. Los pensamientos de Superman se interrumpieron al entrar al hiper-espacio.

Al salir del hiper-espacio, el Hombre de Acero vio la ciudad que flotaba en el espacio, protegida por el gran domo y maniobró la nave hasta posarla en la superficie exterior. Aún allí, había una ligera atmósfera y Superman voló por lo alrededores en busca de alguna señal de vida; pero, no encontró nada, salvo unos arañazos en las puertas exteriores del cerramiento que circundaba la ciudad. El héroe sabía que debía apresurarse, pues la ciudad se hallaba en un lugar del espacio lejos de un sol y siendo que su cuerpo es como una batería solar, su energía se iría agotando, De hecho, ya se sentía más débil.

Superman creyó escuchar algo; pero, no vio nada a su alrededor y luego, enfocó su visión de rayos X en las puertas donde estaban marcados los arañazos y pudo ver una barrera como si los habitantes del lugar hubieran querido evitar que alguien entrase. ¿De quién trataban de defenderse?

Unos metros más adelante, se topó con un camión volcado, que aparentemente intentaba huir de algo y halló rastros de sangre. En eso, oyó unos gemidos y al entrar al camión, encontró a 3 hombres y una mujer apenas con vida y los embarcó en la nave, disponiendo entonces el piloto automático para que esta los llevase hasta la estación orbital, donde seguro tendrían más oportunidades de recuperarse. Avisó a Kimble y le pidió que enviase la nave de vuelta lo más pronto posible. Kimble le contestó que lo que quería era tecnología, no pacientes. Lois se quedó preocupada, pues sin la nave, Superman quedaba varado en la ciudad en el espacio.

Mientras la nave se alejaba, Superman sobrevoló el área, en busca de alguna posible pista sobre lo que ocurría y de quién podrían haber estado huyendo los habitantes del lugar. Vio entonces una especie de cangrejo muerto que tenía garras y pensó que quizás era lo que había dejado los arañazos en las puertas; pero, en ese momento no había forma de saberlo. Decidió entonces entrar a la ciudad, aunque para no abrir un agujero en el domo que podría dañar su atmósfera, se abrió camino por el subsuelo, hasta que llegó a una caverna, donde encontró una serie de raras formaciones que al principio pensó que eran piedras; pero, luego notó que tenían apariencia orgánica y se extrañó, pues en lo que sabía de Krypton, jamás había sabido de tales cosas. Lo que es más, sintió que la atmósfera del lugar estaba cargada de muerte.

Superman siguió explorando la caverna y se topó con una sustancia viscosa que chorreaba de algunas partes. Al tocarla con sus dedos, sintió que le quemaba; era algo ácido, definitivamente y lo bastante fuerte como para que él lo sintiera. En eso, un siseo llamó su atención y una extraña criatura de cuerpo acorazado, grandes dientes y garras y cola puntiaguda, cayó sobre él de improviso.

El Hombre de Acero eludió a la criatura e intentó razonar con ella; pero, esta se lanzó sobre él, rasgando el traje y la piel del héroe para su sorpresa. Superman decidió entonces no contenerse y golpeó con fuerza a la bestia, que seguía regresando por más, hasta que él optó por abrir la quijada de la criatura, posiblemente para desgonzarla y se encontró con que de lo profundo de las fauces de esta, salía otra que golpeó con tremenda fuerza el cráneo del héroe haciéndolo sangrar y aturdiéndolo. Superman reaccionó golpeando e hiriendo a la criatura; pero, la sangre de esta cayó en sus ojos, cegándolo.

Superman estaba aturdido y sus poderes de visión no servían y la bestia empezó a azotarlo contra el suelo, hasta que una voz femenina que hablaba kryptonés lo alertó y tres disparos impactaron en la criatura, que luego fue incinerada con un lanzallamas. Una joven mujer llamada Kara se acercó y llevó a Superman en busca de un lugar seguro, pues la roca en la que se hallaba la ciudad, estaba infestada con al menos dos millones de criaturas. Kara se extrañó de que el ácido no haya perforado el cráneo de Superman, quien le dijo se llamaba Kal y él le explicó que tenía varias habilidades que lo protegían, optando por no decirle que era oriundo de Krypton y que venía de la Tierra, adonde había llegado la sonda pidiendo ayuda. La joven se sorprendió al saber que las sondas habían funcionado, pues fueron lanzadas desde Argo City, que así se llamaba el lugar, antes que ella naciera. La joven encontró unas vendas con las que cubrió los ojos de Superman, no pudiendo hacer más, pues hacía tiempo que se habían agotado las medicinas.

Mientras tanto, en la nave, una criatura emergía del pecho de uno de los habitantes de Argo City que Superman había embarcado buscando que sobrevivieran. Poco después, la nave entraba en curso de colisión con la estación orbital de Lexcorp; pero, la Dra. Kimble consiguió activar los mandos a distancia y la llevó hasta el hangar, donde luego del proceso de descontaminación. Cuando el equipo médico pudo acercarse a la nave, cuya cabina ya estaba abierta, vieron con horror la herida en el pecho de uno de los pacientes, aunque no había rastro de qué lo había causado, mientras los otros tres parecían estar mal pero estables. Lois subió luego a la nave y vio que los controles habían sido destrozados por algo. La reportera no se percató que estaba siendo observada.

En Argo, Kara y Superman habían encontrado una enfermería aún funcional, donde ella encontró los medicamentos necesarios para tratar la herida en los ojos del héroe. Luego, le contó la historia de cómo la ciudad había llegado a tan trágica situación. Después de un tiempo vagando por el espacio, la ciudad moría por falta de provisiones y su sociedad colapsaba, cuando vieron con alegría que un carguero espacial se acercaba; pero, por motivos desconocidos, se estrelló en las afueras del domo. Los habitantes de Argo exploraron la nave y fueron extrayendo de ella todo lo útil, cuidándose de no desconectar una cámara frigorífica donde hallaron congelada a lo que probablemente era una reina de los monstruosos aliens y que evitaron por precaución. Sin embargo, un tiempo después, alguien no tan cuidadoso desconectó la unidad de congelación y el monstruoso ser despertó, empezando una oleada de muerte, al crecer cada vez más la población de las bestias asesinas, al poner miles de huevos, de los cuales salían criaturas del tamaño de una mano, que se pegaban a la cara de un posible “anfitrión”, al que impregnaba con un embrión, que luego salía reventando el pecho del infectado, matándolo de contado. Superman se horrorizó entonces, al recordar a la pequeña criatura parecida a un cangrejo, que había visto junto a la nave que lo trajo a Argo. ¡Ahora, por su culpa, estos seres llegarían a la estación espacial y de allí a la Tierra y ni qué decir, que la nave nunca volvería para recogerlo!

Desesperado, alzó el vuelo para sorpresa de Kara, buscando encontrar alguna nave o dispositivo que les permitiera escapar. Con todo, tuvo que reconocer a la joven, que había intentado llegar más alto; pero, la lejanía de un sol, hacía que sus capacidades estuvieran ya en ese momento, en apenas un 20%.

En ese mismo momento, en la estación orbital, los temores de Superman empezaban a cumplirse, cuando la Dra. Kimble y uno de los médicos de la enfermería, atestiguaban como una criatura emergía del pecho de uno de los recién llegados y escapaba en busca de refugio. Mientras tanto en el hangar de la nave, Lois hablaba con uno de los técnicos, intentando averiguar lo que había pasado, cuando este fue atravesado por la cola de una de las bestias, que ya había alcanzado su tamaño real. Lois intentó huir; pero, se topó con que las puertas estaban selladas, pues la computadora había detectado a una entidad desconocida y se habían activado las alarmas. Según la Dra. Kimble, que lo veía todo desde una pantalla, no había forma de abrir las puertas, aunque uno de sus asistentes le dijo a la científica que se podrían abrir manualmente, contestando la mujer que ni siquiera había escuchado su sugerencia. La reportera consiguió escabullirse de la bestia y se introdujo en la nave, manipulando los botones hasta conseguir cerrar la cabina; pero, ella sabía que esta no resistiría mucho los golpes del alien, así que siguió pulsando los controles, hasta que consiguió que se abriera el campo de fuerza de la compuerta de salida de la nave, lo que hizo que el vacío del espacio succionara tanto a la bestia, como a la nave, que quedó, por suerte, atrapada en la compuerta, justo en el instante en que el campo de fuerza volvía a sellarse y el alien salía despedido al espacio.

En Argo, Kara y Superman escucharon unos disparos y se dirigieron hacia el lugar de donde venía el sonido. Con gran esfuerzo, Superman llevó a Kara en vuelo y al llegar al sitio donde los pocos habitantes que quedaban se enfrentaban con las bestias asesinas, se sintió cansado como un humano normal. Kara le dio un arma para que la usara y matara a los aliens; pero, el Hombre de Acero se rehusaba luego de la experiencia traumática que ya había vivído tiempo atrás, así que decidió usar su fuerza y su visión de calor para combatirlos. Cuando la feroz batalla terminó, solo quedaban con vida Superman, Kara y otro de los habitantes de Argo, que murió poco después.

Superman decidió llevar a Kara a otro lugar; pero, ya no podía volar, sino dar grandes saltos y la llevó hasta un sitio lo más alto posible. La joven estaba frustrada y ya no le importaba si moría o no. Solo quería dormir. El Hombre de Acero se quedó en vigilia y pensando cómo podrían escapar del lugar y qué momento sería el oportuno para decirle que él también era kryptoniano y que ella podría adaptarse a vivir en la Tierra; pero, para eso, lo primero era eludir a esas máquinas de matar.

En eso, varias explosiones empezaron a sacudir todo el lugar. Las bestias habían logrado romper el domo, por lo que podrían ingresar a Argo con facilidad y varias fugas de combustible iniciaron una reacción en cadena. El edificio donde estaba Superman se derrumbó, enterrándolo entre los escombros. Cuando por fin pudo salir, quiso buscar a Kara; pero, no pudo hacer más, pues varios aliens se abalanzaron sobre él, golpeándolo salvajemente hasta dejarlo inconsciente. Al despertar, se encontró prisionero de una sustancia pegajosa y ante él estaba la reina alien poniendo huevos. Uno de los huevos eclosionó y salió una criatura que saltó y se pegó al rostro del Hombre de Acero, empujando algo por su garganta.

Entretanto, en la estación orbital, Lois llegó a los exteriores de la enfermería, donde Kimble y uno de los científicos planeaban aislar a las criaturas que nacerían de los dos últimos sobrevivientes, para estudiar su invulnerabilidad y las propiedades de su sangre. Lois le dijo que esas criaturas eran incontrolables; pero, a Kimble eso le importaba poco. Al ver emerger a las criaturas, Lois irrumpió en la enfermería, las roció con un aerosol que había sobre una mesa y lanzó un fósforo encendido, incinerándolas.

En Argo, varias criaturas rodearon a Superman; pero, una llamarada las apartó, mientras Kara aparecía usando un dispositivo teletransportador de los que habían sido extraídos del carguero. La joven liberó al Hombre de Acero y se dispuso a teletransportarse con él sin conseguirlo, pues la energía del dispositivo se había agotado. Sin embargo, las bestias no se les acercaban y más bien se apartaban de ellos, abriéndoles paso. Fue entonces, que ella de dio cuenta de unas marcas en el rostro del héroe, que denotaban que el embrión implantado en él, era una reina. Superman dudaba que fuera así, pues se entía bien y a pesar del pesimismo de la joven, él estaba esperanzado en poder escapar y llegar cerca de un sol, donde se recargarían sus poderes.

Sin embargo, para Kara, todo estaba perdido, pues ella también había sido infestada. Fue entonces que, para animarla, que Superman le dijo que era kryptoniano y que como ella también lo era, adquiriría poderes como él. Kara se extrañó y le contó que los habitantes de Argo no eran kryptonianos, sino que eran nativos del planeta Odiline y su ciudad se llamaba así en homenaje a una ciudad de Krypton, debido a que mucho tiempo atrás, habían sido visitados por el llamado Clérigo, que les impartió sus enseñanzas y ellos adoptaron el idioma y las costumbres kryptonianas. Kara no se explicaba cómo era posible que Superman hubiera sobrevivido fuera de Krypton, pues sus habitantes estaban ligados genéticamente al planeta de tal modo, que si intentaban abandonarlo, morían de la manera más dolorosa, como lo había experimentado el Clérigo tiempo atrás, al salir de Krypton con 100.000 seguidores, que murieron casi de inmediato. Superman le dijo que era porque su padre había creado un antídoto que lo había inoculado en la cánara matriz en la que dejó el planeta.

Kara estaba más que segura que moriría y le obsequió al héroe una foto de ella cuando era pequeña, para que la guardara de recuerdo. Ambos coincidían en que el uno para el otro era lo más cercano eran como familia y Superman estaba seguro que la joven se adaptaría a la Tierra. En eso, un sonido los alertó de que las bombas que creaban la atmósfera del lugar se apagaban, así que el tiempo se agotaba y tenían que encontrar una forma de salir, siendo quizás una de ellas el buscar medios de escape en el carguero en el que llegaron los aliens. Kara pudo encontrar unos trajes que los protegerían de los rigores del espacio y una especie de moto, con la que pudieron burlar a los monstruos, hasta que llegaron al lugar. Como ella amenazaba al Hombre de Acero con el lanzallamas, los aliens no se acercaban por temor a que la reina que se incubaba dentro de Superman, saliera lastimada.

Mientras, en la estación espacial, una furiosa Dra. Kimble empuñaba un arma con la que amenazaba a Lois, hasta que uno de los aliens, ya desarrollado, se interpuso entre ellas y la científica soltó el arma, que la recogió la reportera y disparó, impactando al monstruo, cuya sangre cayó sobre el hombro de Kimble, quemándolo. Ambas buscaron refugio, mientras el monstruo escapaba y llegaba al sitio donde estaba el giroscopio que mantenía estable a la estación orbital, destruyéndolo y desestabilizando la estación y poniéndola en ruta de colisión hacia la atmósfera terrestre.

En Argo, Superman y Kara entraron al carguero, donde se toparon con la reina alien que seguía poniendo huevos; pero, que no se movió para no dañar a Superman, lo que fue aprovechado por la joven para descargar el lanzallamas sobre la reina y sus huevos. Luego, con la ayuda de los poderes de visión de Superman que aún funcionaban aunque a bajo nivel, encontraron unas cápsulas de escape y un sistema de transportadores, que Kara comprobó que estaban funcionales. El problema con las cápsulas es que por la posición del carguero, las salidas estaban bloqueadas y para ello, había que hacer mover en algo la nave. Superman se dispuso a hacerlo; pero, Kara sugirió que se quedase, pues él era el único que podía programar las cápsulas hacia la Tierra y entonces, sería ella quien fuese hacia la fuente de poder de la nave, para generar una explosión que la moviera. Superman aceptó; pero, le dijo que en cuanto lo hiciera, buscara el transportador que debería existir junto a la fuente de poder.

Kara hizo lo que debía y entró al transportador. Superman conectó las máquinas y luego, al empezarse a sentir mal, pues algo le oprimía el pecho, entró a la cápsula y activó el transportador; pero, Kara pensó que no funcionaba (en realidad, el héroe lo había calibrado para transportar al bicho dentro de la joven hacia otra parte). Superman volvió a activar el transportador, que sin embargo, no sirvió de nada, pues en ese momento, una de las bestias lo destrozó y Kara tuvo que huir.

Superman no pudo hacer nada más, pues el dolor lo consumía y casi se desmayó. En eso, la cápsula salió disparada, al tiempo que Argo explotaba y Superman lloró de impotencia al no haber podido salvar a Kara. La agonía del héroe aumentaba y estaba a punto de sucumbir, pues el alien pugnaba por salir; pero, justo la nave salió del hiperespacio y recibió la luz del sol, renovando los poderes de Superman, que salió de la cápsula para recibir los rayos a plenitud y terminó vomitando al bicho, que ya había muerto al tratar de salir del cuerpo invulnerable del Hombre de Acero.

El héroe vio lo que pasaba con la estación orbital y la estabilizó, ingresando en el momento exacto en que el alien se abalanzaba sobre Lois y Kimble, consiguiendo contenerlo, al tiempo que la científica usaba un arma para incinerar a la bestia.

Luego, Superman y Lois hablaron y él le contó acerca de la experiencia que había vivido con Kara y su afecto por ella, lamentando no haber podido salvarla. Lo que el Hombre de Acero no sabía, es que una cápsula de escape vagaba por el espacio, con una joven de Argo llamada Kara.

Este comic fue publicado en español en formato de dos tomos por Editorial Vid de México, en Noviembre de 1996; y, en formato tomo único por Editora Zinco. Imagen cortesía de colección privada.

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