domingo, 17 de julio de 2016

SUPERMAN REGRESA A KRYPTON.


SUPERMAN REGRESA A KRYPTON.

Esta historia fue publicada originalmente en Superman # 61 USA (Diciembre de 1949), contando con guión de Bill Finger, arte de Al Plastino y colores de Tom Ziuko.

En uno de los prólogos al libro “Las mejores historias de la Edad Dorada jamás contadas”, Mike Gold comentaba que si bien el público sabía desde tiempo atrás que el personaje era extraterrestre, Superman desconocía aún su herencia kryptoniana.

Todo comenzó cuando Perry White le encargó a Lois Lane investigar a Swami Riva, de quien se decía que era un falso adivino que estafaba a la gente y la reportera debía hacerse pasar por una joven millonaria, para que pudiese acercarse a él y hacerle preguntas. Esto fue escuchado por Clark Kent, quien se preocupó y decidió ir como Superman, para estar pendiente de Lois, lo cual fue buena idea, pues Riva la descubrió y amenazó con hacerla daño; pero, el Hombre de Acero llegó para salvarla.

Cuando Superman entró, Riva hizo unos ademanes y pronunció unas palabras “mágicas”, amenazando con embrujarlo y cuál no sería su sorpresa al ver que las piernas del héroe flaqueaban y fallaba al tratar de golpear al falso adivino. Intentando hacerse a un lado, Riva tocó a Superman y este cayó noqueado.

Envalentonado por lo ocurrido, Riva amenazó con embrujar a Lois si esta intentaba detenerlo; pero, ella, preocupada, fue a atender a Superman quien, al poco de que el villano dejara la habitación, se recuperó por completo. Más tarde, mientras conversaba sobre lo ocurrido con el editor del Daily Planet Perry White, este acordó no difundir lo que había pasado, porque de lo contrario, cundiría el caos, aunque Superman estaba seguro que Riva se estaría encargando de hacer correr la noticia.

En efecto, Riva se había reunido con algunos grupos de delincuentes; pero, estos no le creían y más bien se burlaban, así que los retó a demostrarlo con el robo a la caja fuerte de una conocida empresa, del que él mismo se encargó de hacer llegar un soplo a Clark Kent, para que este le avisara a su amigo Superman. Al llegar al sitio del atraco, el héroe se enfrentó a los hampones, a quienes derribó fácilmente; pero, en eso, apareció Riva, quien gesticuló y el Hombre de Acero empezó a debilitarse, lo que fue aprovechado por los delincuentes para golpearlo a su gusto, no pudiendo creer que fuese cierto que el falso adivino pudiera haberlo embrujado. Luego de esto, la noticia se expandió en todos los medios de comunicación y Riva aprovechó para empezar a extorsionar a gente de dinero, para no embrujarlos a cambio de una fuerte suma de dinero, la que pagaban temerosos de que si fue capaz de vencer a Superman, ellos no pudieran hacer nada para evitarlo.

Superman se encontraba deprimido por lo ocurrido; pero, decidió investigar y se encontró con que Swami Riva realmente se llamaba Dan Rivers y había trabajado en el circo de Mooch Carlin. Al consultar a Carlin, se enteró que Rivers se había ido para dedicarse a su negocio propio, para lo cual había comprado un pedrusco para su turbante en la joyería Acme.

Superman acudió a la joyería, donde el dueño le dijo que como Rivers no tenía dinero para comprar una piedra de gran valor, le vendió un pedrusco verde barato y le dijo al héroe que tenía una muestra. Al acercarse a la vitrina donde estaba la muestra, que era de menor tamaño a la que tenía el falso adivino en su turbante, se sintió débil, así que dedujo que era por la piedra y no por un hechizo de Rivers. El joyero le dio los datos de quien le había vendido la piedra y el héroe voló en su busca y una vez que lo encontró, este le dijo que había encontrado los dos fragmentos en ese lugar y que creía que eran parte de un meteorito.

El Hombre de Acero decidió entonces volar a supervelocidad para atravesar la barrera del tiempo y seguir el rastro del meteorito hacia su lugar de origen. Así, llegó a un lejano planeta fuera de nuestra galaxia, habitado por humanos de gran nivel científico e intelectual, al punto que los niños de 5 años sabían ya de Ingeniería a esa edad. Al no estar en fase con el planeta, el héroe permanecía invisible a los ojos de los habitantes del planeta.

Al rato, vio a un hombre con gran parecido físico con él y decidió seguirlo, enterándose que era un científico llamado Jor-El, que había fracasado en convencer al Consejo Científico de su planeta, Kryptón, de que su núcleo era inestable y que pronto quedaría destruido. Jor-El, planeba enviar a su esposa Lara y a su hijo Kal-El, a un lejano planeta llamado Tierra. Poco después, empezó la destrucción y Lara se negó a abandonar a su esposo, así que pusieron al bebé en la nave, que partió a tiempo de abandonar la atracción orbital del planeta que estallaba detrás de la misma.

Superman siguió a la nave, que llegó a la Tierra y fue encontrada por los esposos Kent, sus padres adoptivos, comprendiendo entonces que el bebé de esa nave era él mismo y que la misteriosa piedra era el resultado de la explosión de su planeta y al efecto de su núcleo radiactivo, lo que explicaba sus efectos nocivos sobre él.

Luego, se dirigió a buscar a Rivers, encontrándolo en la zona de muelles y cuando lo vio, usó su superaliento para conseguir que el turbante cayera al río. Rivers, convencido de tener poderes, hizo sus “ademanes mágicos”, que obviamente no tuvieron efecto y Superman atrapó a toda la banda. Poco después, adquirió la piedra faltante y se aseguró de lanzarla al fondo del río, esperando no volver a toparse con ese extraño mineral, aunque él sabía que podría ocurrir. Mientras tanto, en los noticieros se corría la voz que todo había sido una treta de Superman, probablemente para atrapar a los villanos.

Como dato anecdótico, la kryptonita fue mencionada por primera vez en el programa radial de Superman, protagonizado por Bud Collier como Superman/Clark Kent, cuando al enfermarse el protagonista y no habiendo la tecnología de grabación que existe hoy, hubo que crear una historia acerca del héroe afectado por un raro mineral de su planeta nativo y un actor suplente daba gemidos de dolor a lo largo del programa. Esta historia es posterior a dicho programa.

Este comic fue publicado en español en formato tomo, como parte de “Las mejores historias de la Edad Dorada jamás contadas” por Editora Zinco, en 1990. Imagen cortesía de colección privada.

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